TEORÍA DE LAS SOMBRAS

Paolo Maurensig, (Gorizia, 1943) es uno de los autores italianos actuales más prestigiosos, conocido principalmente por su novela Canon inverso publicada en 1996.
Teoría de las sombras es una original y magnífica novela en la que el autor recrea las que pudieron ser las últimas semanas de la vida del maestro del ajedrez Alexandre Alekhine, quien fue hallado muerto en la habitación número 43 que ocupaba en el Hotel do Parque en Estoril el 24 de marzo de 1946.
El autor, en el papel de narrador, se desplaza hasta Portugal para intentar averiguar algo sobre la muerte del aclamado ajedrecista y novelar su historia. Otros lo han intentado antes, pero la versión oficial de los hechos no ha sido rebatida hasta el momento a falta de otras pruebas. La autopsia reveló que el motivo de la muerte fue la asfixia al atragantarse mientras ingería un trozo de carne durante la cena en su habitación, como solía ser habitual. Sin embargo, esa misma noche pocas horas antes había participado en la celebración de una velada en su honor por un grupo selecto de personas en el mismo hotel, en la que se incluía la cena. A pesar de haberse archivado muy pronto el caso, no dejaron de plantearse diversas hipótesis sobre el hecho luctuoso, sobre todo porque Alexandre Alekhine no era un hombre del todo inocente al arrastrar sospechas de colaboracionismo con el gobierno nazi y ser considerado un traidor por el Sóviet.
Paolo Maurensig pone sus conocimientos como ajedrecista en esta novela, narrada de manera impecable, con una prosa y una técnica excelentes, intentando reconstruir unos hechos que fueron ciertos, pero aprovechando la licencia novelística para imaginar un final que bien podría haber sido así, aunque procurando no apartarse de la verdad para dejar el camino libre a la misma imaginación y opinión del lector.
A pesar de ser el personaje un hombre polémico en sus comportamientos, complaciente consigo mismo, egoísta y vanidoso en muchas ocasiones, y a la vez un hombre débil y vulnerable, el autor lo trata con respeto y con la dignidad que merece un maestro. No esconde los errores, pero tampoco echa por tierra sus destrezas en el arte del ajedrez, un arte que le poseyó toda su vida de una manera finalmente trágica.

Encarnita Herraiz