TODO EN SU SITIO

Estos ensayos póstumos e inéditos del reconocido médico y divulgador científico Oliver Sacks son un caleidoscopio de experiencias y referencias generalmente breves y, siempre, personales. El libro se organiza en tres apartados: el despertar de la curiosidad científica en su juventud, interesantes aportaciones sobre el comportamiento humano y la observación del mundo natural ya como médico, y una reflexión sobre el futuro a modo de conclusión.
El primer apartado se abre con el significativo título de “Primeros amores”. Recuerda con emoción y agradecimiento su acercamiento al mundo natural, gracias a los museos, las bibliotecas y al ambiente familiar; concluye con el homenaje a científicos como Humphrey David, poeta de la química. En la segunda parte, “Historias clínicas”, recoge una variedad de casos médicos y experiencias que permiten vislumbrar la complejidad y el misterio del ser humano gracias a una perspectiva novedosa: desde los instintos, el mundo de los sueños, la enfermedad neurológica y la decrepitud, es decir, la vida desde el borde de la racionalidad. Por último, “La vida sigue”, plantea a modo de ensayo, la deriva de la sociedad contemporánea hacia la incomunicación y el alejamiento de la realidad, ensimismamiento por haber dado la espalda a la naturaleza.
Sacks domina, como gran divulgador, el arte de comunicar; y lo logra con tal sencillez y efectividad que va desvelando ante los asombrados ojos del lector la riqueza y variedad de lo real: en la naturaleza y en el hombre, en el misterio de su cerebro y en su fragilidad. Se puede afirmar que, para Sacks, nada en el ser humano ni en la naturaleza le son ajenos. El amor al conocimiento, a la verdad, está en el origen del sentido positivo que transmite.
Parte su pensamiento de que no puede haber contradicción entre la visión trascendente y la ciencia empírica, “tal como ocurrió sin duda en el caso de Newton” (pág. 42). Percibe en la naturaleza “una abrumadora sensación de Verdad y Belleza […] una visión real del orden cósmico eterno” (pág. 19). Menciona la encíclica Laudato Si del papa Francisco como referente moral por su compromiso con la naturaleza (pág. 283). Frente a la opinión común que percibe la ciencia como algo impersonal, mera sucesión de conocimientos, él la considera una empresa humana: fruto del diálogo de los jóvenes con los maestros del pasado.
Esta veta humanística se refleja al exponer las interesantes historias reales de enfermos que ha tratado a lo largo de su experiencia profesional. El médico ha de curar la persona no solo el órgano: una medicina de personas, no de síntomas. Se muestra compasivo y conocedor del espíritu humano, además de propugnar que la personalidad, el yo, es el elemento unificador del ser humano.
El estilo es otro de sus valores destacables. Con un lenguaje claro y elegante, muestra sus amplios conocimientos y su amor a la ciencia. Sacks logra establecer un diálogo con el lector gracias a su empática personalidad y a su vasta cultura científica y humanística.

TROA