UN COCODRILO PARA LAURA

La protagonista del relato se siente muy triste al abandonar el tranquilo pueblo de la Toscana donde ha crecido. Muerta su madre en accidente de tráfico, se queda sola y debe trasladarse a una gran ciudad a vivir con su tía materna, una ejecutiva soltera, poco habituada al trato con menores. La obra refleja la desorientación de la niña en un ambiente distinto al suyo habitual y su reacción defensiva de imaginarse que un cocodrilo se hace su amigo y la protege. La acción enlaza fantasía y realidad para simbolizar la sensación de inseguridad y desamparo de la niña y el desesperado deseo que siente de regresar a su lugar de origen. Junto con un compañero de clase japonés, víctima del acoso de otros alumnos mayores por motivos racistas, emprende la fuga a su pueblo, jalonada de aventuras extraordinarias que la autora narra con gran despliegue de imaginación. La acción, bien concebida, se desarrolla con ritmo dinámico, a base de situaciones cuajadas de matices surrealistas. Mientras Laura y su amigo tratan de alcanzar la Toscana, su tía y el padre del otro niño, junto con la policía, los buscan frenéticamente sin explicarse que puedan esconderse y huir con tanta habilidad. La ayuda del cocodrilo, que los pequeños perciben como evidente, es rechazada por los adultos que la consideran fruto de la sugestión que Laura ha logrado transmitir al otro niño. La autora acierta a expresar con sutileza sentimientos de soledad y carencias afectivas y la necesidad que tienen los protagonistas de ser comprendidos por su familia y sentirse amparados por ella. Su etilo, claro y sencillo logra transmitir al lector un mensaje de atención y ayuda hacia quienes a su alrededor se encuentren en circunstancias parecidas a las de Laura.

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