UN GRITO DE AMOR DESDE EL CENTRO DEL MUNDO

Un adolescente es amigo de una compañera de Instituto desde la niñez. Al llegar a la pubertad el amor entre ambos empieza a surgir, y pasa de ser afecto a implicar relaciones físicas, pero ella fallece de leucemia. Esta historia se cuenta alternando presente y pasado, pues deciden llevar las cenizas a Australia, pues ella quiso viajar allí y no pudo a causa de la enfermedad. Por su parte, el abuelo del protagonista pide a su nieto que guarde las cenizas de la mujer a la que amó y con la que no se pudo casar.
La historia tiene las delicadezas propias de la literatura japonesa, en la que los sentimientos se expresan con sencillez y se acompañan del gusto por las flores y de cierto romanticismo. A la par, el lenguaje del autor también es vulgar cuando se refiere a las relaciones sexuales de los adolescentes y a ciertas conversaciones suyas, con expresiones descuidadas. La historia mezcla amor y muerte, como el destino del joven y de su abuelo, y son especialmente bellas y profundas las páginas dedicadas a describir la soledad y vacío del protagonista tras la muerte de su amada. Su historia se coloca en paralelo al también amor imposible de su abuelo: las analogías de las cenizas y los paralelismos entre ambos hacen que la historia tenga más profundidad dentro de su sencillez. Por otra parte, la ambigüedad del tema y un lenguaje que oscila de lo terso y puro a lo vulgar y sexual resultan frustrantes.

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