UN HOMBRE EN EL ZOO

David Garnett (1892-1981) escritor inglés perteneciente al Grupo de Bloomsbury, narra en Un hombre en el Zoo la curiosa experiencia de un joven cuya novia rechaza casarse con él en términos violentos, acusándole de parecer el eslabón perdido entre el hombre y el mono. La discusión, que se desarrolla en el Zoo de Londres, sugiere al desdeñado pretendiente la idea de dirigirse por carta a la Sociedad Zoológica para solicitar una jaula donde exhibirse como representante de una especie más de Homo Sapiens. Al principio su oferta recibe el rechazo de una parte de los miembros de dicha sociedad, aunque después la mayoría de ellos se inclina por aceptarla. El protagonista es alojado en una jaula especialmente acondicionada, con baño y dormitorio fuera de la vista del público, y situada en el pabellón de los simios, entre la de un orangután y la de un chimpancé. Tras un leve desasosiego inicial, el público acude en masa a contemplar al nuevo espécimen, con gran satisfacción para los promotores de la idea.
La obra, publicada en versión original en 1924, adopta la forma de una novela de humor cuya trama satiriza los esfuerzos que puede llegar a hacer un enamorado para despertar en su novia sentimientos de culpa por desdeñar su amor. Una lectura superficial del texto permite extraer esa conclusión y dejar un buen recuerdo como una historia divertida, bien escrita, con estilo ágil, sutilmente irónico y final feliz. Sin embargo, ciertas secuencias de la trama, sobre todo las últimas, inducen a descubrir en el autor una intención crítica que va más allá de los meros desacuerdos sentimentales de la pareja protagonista. Como se indica en el bien elaborado postfacio que acompaña a la edición, el autor utiliza una historia esperpéntica para simbolizar, llevándolas al extremo, algunas realidades muy presentes en la sociedad. Las grandes ciudades, auténticos zoos humanos, aparecen representadas en esta fábula donde, al contrario de lo habitual, los personajes centrales no son animales humanizados sino humanos tratados como especímenes animales. El deseo de llamar la atención en un mundo masificado, el racismo y la dificultad de integrarse en las normas marcadas por los convencionalismos de clase, son temas aquí apuntados con discreta ironía que induce a la sonrisa ante una caricatura de trazos inteligentes, formulada en términos moderados y elegantes.

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