UN PADRE EXTRANJERO

Novela de fondo autobiográfico cuya trama se subdivide en varios planos narrativos diferentes. En el primero, Eduardo Berti (Buenos Aires, 1964) se refiere al presente de su propia vida, desde la muerte de su madre hasta su vuelta años más tarde al mismo cementerio de su ciudad natal para enterrar al padre. Entre uno y otro acontecimiento, cuenta sus investigaciones en Inglaterra con el fin de escribir un libro sobre Joseph Conrad, lo que da lugar a que narre la estancia de este novelista, nacido en Polonia y emigrado al Reino Unido, junto con su mujer y su hijo Borys en una granja, en la región de Kent, al sur de Inglaterra. Por último, describe la trayectoria del padre del autor, judío rumano emigrado a la República Argentina, poco antes de la Segunda Guerra Mundial y que ya anciano decidió escribir una novela ambientada en su país de origen. En este apartado novelístico se intercalan los primeros capítulos de su inacabada obra.
El autor ha elaborado una historia compleja cuyo juego de planos entrecruzados maneja con notable habilidad y firmeza. El paralelismo entre Berti padre y J. Conrad, ambos europeos del Este, emigrados, que utilizan apellidos que no son los que recibieron al nacer, escriben en idiomas distintos de sus respectivas lenguas maternas, y mantienen relaciones poco armoniosas con sus hijos, centra una parte importante del desarrollo argumental. A su vez, Berti hijo, a medida que descubre estas inesperadas semejanzas, reflexiona en tono de admiración, sobre el alejamiento y la quiebra de raíces humanas que implica todo exilio. El relato destaca el esfuerzo que exige al emigrante reinventarse la identidad para adaptarla a las nuevas circunstancias, tal como ambos hicieron. La obra, bien resuelta técnicamente, encierra en su argumento un juego metaliterario original e interesante, pero de evidente alcance minoritario. El estilo muestra un nivel de calidad constante, aunque no todas las secuencias argumentales resultan igualmente logradas debido a ciertas diferencias de calidad humana de los personajes que en ellas intervienen. A pesar de estos desniveles, la novela, nada estridente ni en su léxico ni en su contenido, mantiene la atención del lector por su constante apelación a recursos imaginativos para perfilar el trazado de las situaciones a través de las cuales la literatura aparece considerada como punto de encuentro entre realidad y fantasía.

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