UNA BREVE HISTORIA DE LA IGUALDAD

Después de haber publicado un libro que analizaba la creciente desigualdad, tan polémico y desmentido, Piketty se ha convertido en una referencia para la economía de izquierdas. Es un flagelo del capitalismo y se ha encargado de precisar la distinta manera en que se multiplica el capital y las ganancias del trabajo asalariado. Ofreció, pues, un fundamento científico para las políticas igualitarias que, tras la crisis del 2008, se pusieron de moda en gran parte del mundo.
Según Piketty, ha crecido la brecha que separa a ricos y pobres. Eso hace un mundo injusto: que unos tengan cada vez más y otros no vean incrementar su poder adquisitivo. Ello le ha llevado a defender, junto con otros discípulos suyos, un impuesto internacional sobre las ganancias de capital. Se sitúa, por tanto, en la línea de quienes demonizan la riqueza y atribuyen al capitalista los vicios de lo meramente especulativo.
Su último libro viene a servir de complemento a los anteriores y a fundamentar mejor sus tesis políticas. En efecto, a pesar de las dinámicas capitalistas, si se percibe una evolución hacia una mayor igualdad social, económica y política es gracias a la puesta en marcha de mecanismos institucionales. ¿Cuáles son? La intervención educativa que garantizó, en el siglo XIX, la mejora de la formación; el menor crecimiento demográfico, el reconocimiento de derechos a toda la población, los seguros, la fiscalidad progresiva y un largo etcétera de fenómenos que Piketty analiza sucintamente en estas páginas.
El análisis histórico da paso, poco a poco, a un análisis más sincrónico. Para Piketty, eso demuestra que los mecanismos señalados son solo soluciones a corto plazo. Así, el economista francés repasa las últimas medidas tomadas contra la discriminación económica. Para Piketty, a pesar de los avances, la lucha no ha terminado. De ahí que proponga combatir el neocolonialismo con una transformación más profunda: “Esa lucha necesita sobre todo un cambio estructural del sistema económico mundial”. Ayuda a los países pobres, eliminación de los paraísos fiscales y un federalismo social y democrático son algunas de las soluciones que apunta.

TROA