- Editorial: SEIX BARRAL
- Año de edición: 2017
- Materia: Novela biográfica
- ISBN: 978-84-322-2999-2
- Páginas: 296
- Encuadernación: Rústica
- Colección: Biblioteca Formentor
- Idioma: Español
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Una librera en Berlín es un relato autobiográfico donde Françoise Frenkel, (1889-1975) narra su vida desde que, en 1921, abrió en Berlín una librería dedicada a difundir entre el público alemán la literatura francesa que la autora había descubierto durante sus años de estudiante de Letras en París. Cuando el establecimiento comenzaba a ser conocido y bien valorado, el acceso al poder del partido Nacionalsocialista supuso el comienzo de los problemas para Françoise, hija de judíos polacos. Durante varios años permaneció en la capital alemana, al cuidado del negocio, hasta que en 1939 no tuvo más alternativa que huir y abandonar con pena el resultado de tantos esfuerzos.
Después de permanecer unos meses en París, en mayo de 1940 una denuncia la obliga a iniciar una continua búsqueda de escondites, ayudada por amigos y desconocidos de buena voluntad para evitar ser detenida y enviada a un campo de exterminio. Aviñón, Vichy, Niza y Annecy, en la Alta Saboya, desde donde le sería más fácil escapar a Suiza, serán sus sucesivos lugares de refugio, siempre inestable e inseguro. Tras muchas penalidades, que forman la trama de esta historia, en junio de 1943 consigue por fin atravesar la frontera de modo clandestino, se establece en Ginebra y comienza a escribir este libro, el único que llegó a publicar y que en esta edición va prologado por el escritor francés Patrick Modiano, premio Nobel 2014.
La obra refleja, paso a paso, una tragedia personal que reproduce la de muchos europeos que en aquella misma época vieron su vida en peligro debido a su raza, a sus ideas políticas o a motivos de carácter religioso. Quizá para mantener este sentido representativo, la autora se muestra imprecisa respecto a detalles de su vida, como por ejemplo, no mencionar que su marido, judío de origen ruso, compartió con ella la librería berlinesa, hasta que se exilió a Francia en 1933. Esta omisión despersonaliza los dramáticos sucesos a los que se refiere hasta convertirlos en un testimonio de validez más universal. Su estilo ágil, de elegante sobriedad e irónico distanciamiento de lo narrado, traslada al lector con serenidad pero también con firmeza, a un entorno donde se dieron las mayores indignidades y las más altas pruebas de humanidad. El final feliz de su aventura constituye una prueba de la capacidad de resistencia y fuerza de voluntad tan necesarias para sobrevivir cuando no se tiene donde reclinar la cabeza, frase de resonancia evangélica que aparece en el título original francés de la obra.
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