UNA NOCHE EN EL PARAÍSO

Aunque esta antología incluye algunos relatos que se escapan de su agitada peripecia personal, la mayoría tienen que ver, de manera directa o indirecta, con su propia vida. Hay varios relatos, los primeros, dedicados a su infancia en El Paso, ambientados en los comienzos de la década de los 40. En Chile vive su adolescencia. En este volumen hay un relato, “Andando”, que cuenta el ambiente en el instituto de una joven que muy bien podría ser ella y que realiza un viaje a un fundo con unos amigos de sus padres en el que, por su inocencia, abusan de ella y pierde la virginidad; este relato también muestra de manera costumbrista la vida de la alta burguesía y la creciente amenaza de una revuelta social. También en Chile se ambientan “Polvo al polvo”, sobre la muerte de un joven piloto inglés, e “Itinerario”, en el que se cuenta el viaje que realiza la protagonista por diferentes países hasta instalarse en la Universidad de Nuevo México.
Luego vienen un conjunto de relatos que tienen que ver con otra fase de la vida de la escritora, cuando abandona a sus padres, contrae matrimonio y vive sucesivas aventuras amorosas, que suelen acabar mal. Estos relatos muestran los modos de vida de jóvenes artistas que rechazan los convencionalismos sociales y sexuales, frecuentan el alcohol y han descubierto las drogas. Los relatos alternan los intensos momentos familiares con las recaídas en las drogas o la opción por los caminos alternativos. Berlin tiene buen oído para los diálogos y las conversaciones –como sucede en el cuento “(Ex) mujeres”-y también retrata los hábitos de una nueva generación de jóvenes. El relato más literario es el que da título al libro, “Una noche en el paraíso”, que recrea el festivo y frívolo ambiente en un hotel en el que se han instalado unos actores famosos para el rodaje de una película. Algunos otros relatos transcurren en París.
Los personajes están muy bien caracterizados, aunque algunos resultan hoy tópicos; también hay ironía y humor, rasgos que rebajan el ambiente a veces espeso y agrio de muchas narraciones. Los finales suelen ser inesperados y cortantes, y en ocasiones los relatos tienen la forma de una escena costumbrista y realista, sin desenlace.
Aunque no se oculta la dureza de algunas situaciones, provocada por los modos de vida egoístas y superficiales de sus protagonistas, la narración queda suavemente mitigada por la piedad y compasión con las que la autora impregna sus relatos. Como muchos de estos relatos inciden en los temas de su volumen anterior, Manual para mujeres de la limpieza, puede que ya no provoquen la sorpresa ni el impacto que aquellos produjeron. Aunque hay una insistencia temática, unos personajes parecidos y un mismo tono narrativo, los relatos de este volumen no alcanzan la calidad del volumen anterior.

Adolfo Torrecilla