UNA PROMESA EN EL FIN DEL MUNDO

Sarah Lark continua la trilogía de La nube blanca con su nueva novela Una promesa en el fin del mundo. La historia comienza en 1944 en un campo de refugiados en Persia donde se encuentran dos hermanas polacas, Helen y Luznya, en circunstancias penosas. Un día Helen se entera de que quieren enviar jóvenes a Nueva Zelanda pero como por edad solo puede hacerlo su hermana, acaba suplantándola y hace ella el viaje en un largo trayecto que recorre Rusia e Irán. En el barco, a condición de ser encubierta, se deja forzar sexualmente por un hombre mujeriego y queda embarazada de un hijo no deseado. Aunque intenta abortar, al final decide seguir adelante con el embarazo. A su llegada al nuevo país se adapta pronto a las nuevas costumbres; los maoríes han evolucionado bastante aunque han abandonando algunas de sus correncias ancestrales. Helen debe sobre todo superar su remordimiento por lo que ha hecho a su hermana y el miedo al nacimiento de su hijo. Allí conoce a James Mackenzie que acaba de volver de Alemania donde ha colaborado con las fuerzas británicas y la acoge en la granja familiar. Helen se enamora de James pero nada será fácil para ella y necesitará la ayuda de una amiga a quien confiar sus angustias y poder recomenzar una nueva vida con serenidad.
La autora cambia de algún modo sus registros técnicos y abandona las prolijas descripciones de ambientes y paisajes que aparecen en la mayoría de sus novelas para centrarse más en narrar una historia llena de sucesos dramáticos así como en intentar definir mejor a sus personajes, aunque estos siguen resultando bastante convencionales. Con prosa y lenguaje sencillos y sin demasiada profundidad, Lark presenta una trama bastante similar a la de obras anteriores en la que los amores furtivos están presentes en algunas de sus páginas y donde el sentimentalismo es el recurso dominante.

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