UNA ROSA EN IRAK
EL TESTIMONIO DE PASCALE WARDA, EXMINISTRA IRAKÍ, UNA DE LAS GRANDES DEFENSORAS DE LOS REFUGIADOS EN ORIENTE PRÓXIMO
Ana Gil17,00 €
- Editorial: EIUNSA - TECONTE
- Año de edición: 2016
- Materia: Autobiografías
- ISBN: 978-84-8469-347-5
- Encuadernación: Rústica
- Colección: < Genérica >
- Idioma: Español
17,00 €
Alerta disponibilidad online17,00 €
¿A alguien le duele de verdad el drama de los refugiados?
El mes de agosto de 2014 el Estado Islámico invade el norte de Irak. El ultimátum que da tanto a cristianos, yazidíes y turcomanos es muy sencillo: pagar y convertirse al Islam, o morir. Por esta razón, miles de iraquíes huyen despavoridos de la región.
A pesar de esta diáspora, Pascale Warda no tiene intención de marcharse. Ni siquiera las bombas pueden con ella. Cuando apenas tenía 9 años y sintió por primera vez el rechazo hacia las minorías asentadas en el país, esta mujer de acero que profesa la religión católica, lo tenía claro: trabajar por la paz, no moverse, aunque muchos otros lo hicieran.
Fue designada ministra de Inmigración y Refugiados en el Gobierno interino de Irak tras la guerra de 2003. A través de su ministerio y el liderazgo en distintas asociaciones de derechos humanos entre las que destaca la Organización Hammurabi, galardonada con el premio a la mejor ONG de 2012 por el Departamento de Estado de Estados Unidos, ha conseguido que miles de desplazados de cualquier raza y religión empujados por el viento de la persecución no despeguen por completo los pies y el corazón de sus tierras.
La figura de Pascale en Una rosa en Irak traslada a los lectores a una de las zonas del mundo más conflictivas de los últimos tiempos. La autora consigue que las contradicciones que vive la propia iraquí -cinco ataques directos, el exilio forzado a Francia, la muerte de sus compañeros de trabajo, el rescate de sus familiares en un campo de refugiados de Turquía gracias a la ayuda de la primera dama francesa Danielle Mitterrand- lleguen a la piel de personas que hasta ahora tan solo han sido espectadores a distancia del drama de los refugiados. Y que les duela.
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