UNA VEZ EN LA VIDA

Gilles Legardiner es un exitoso guionista y escritor francés quien, desde su primera novela, Mañana lo dejo, encontró la fórmula para arrancar una sonrisa al lector. Fiel a su estilo vuelve con Una vez en la vida, una especie de vodevil en la que no falta la frivolidad, la trama amorosa, los enredos y las situaciones absurdas a las que Legardiner acostumbra a poner a sus personajes.
Eugene, próxima a cumplir los sesenta, está pasando por una etapa difícil en su vida. Afectada por el síndrome del nido vacío, con los padres ya fallecidos y un marido cansado, piensa que su existencia es anodina y carente de emociones. A pesar de haber convencido a Víctor, su esposo, para dar un giro radical a sus vidas e irse a vivir al apartamento de un antiguo teatro para trabajar como regidor y guardiana del lugar respectivamente, su estado de ánimo no parece mejorar; Eugene está convencida de que ya no tiene nada bueno que esperar de la vida.
A pesar de todo, el amor y el buen humor de Víctor, y la amistad desinteresada de los compañeros del teatro, será lo que haga reflexionar a Eugene para ser capaz de volver a tomar las riendas de su presente y mirar el futuro con esperanza.
Como suele ser habitual en Legardiner, también en esta ocasión es una mujer la protagonista de la historia y son los papeles femeninos los que adquieren mayor relevancia, adentrándose con acierto en la psicología de estos personajes.
No resulta original la línea argumental seguida por el autor, ya conocido de sus anteriores novelas. Se ponen en valor los lazos familiares y afectivos apoyados en la fidelidad, la lealtad y el cariño mutuo fruto del interés por el bien del otro. Las relaciones personales que aparecen a lo largo de la novela son las habituales en la sociedad actual y se considera el matrimonio como institución sólida y deseable para compartir un amor en pareja estable y verdadero.
Las situaciones más complicadas intentarán resolverse, aunque de manera estrambótica, con las personas más cercanas que con su amor desinteresado intentarán hacer la vida más amable.
En esta ocasión, sin dejar el aspecto jocoso, el autor opta por momentos de reflexión más profundos y trascendentales que en novelas anteriores.

Encarnita Herraiz