UNIVERSO Y SENTIDO

Bilbeny es un filósofo catalán que se presentó como prometedor -ganó el Premio Anagrama hace ya bastantes años-, pero, aunque conocido, tampoco ha logrado la celebridad. Tiene una visión progresista y moderna y eso es bueno aclararlo antes de introducirse en su último ensayo, de una excesiva magnitud: en realidad, estamos ante un libro que es una invitación a la filosofía basada en citas de autores más bien recientes y que amalgama ciencia y pensamiento filosófico. No es muy novedoso el planteamiento, pero está bien escrito, lo cual es de agradecer.
Es agradable la primera postura que toma Bilbeny y la idea de que, desde un punto de vista existencial, el ser humano no puede dejar de preguntarse por lo que Scheler comentaba que era el lugar del hombre en el cosmos. Eso causa admiración y este es el origen de la reflexión, tomando esta última noción en un sentido amplio: filosofía y ciencia, en todo caso, algo contrario al camino del mito y la religión. Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol.
Creo que merece la pena destacar el papel que el propio autor atribuye a la ética disciplina a la que ha dedicado sus investigaciones, y cuya función no es tanto el deber, como servir de orientación en la vida. Por eso, para Bilbeny el hombre no solo ha de preguntarse por la verdad o lo útil; es necesario que su investigación esté preñada de valores éticos.
Más reparos cabría hacer a la indistinción entre lo filosófico y lo científico, lo que puede llevar a confusión a los lectores. Al mezclar diversas referencias, puede dar la impresión que hace pasar por verdad indubitable lo que no está totalmente desacreditado.
El libro es un canto a la filosofía, pero no deja de tener algunos inconvenientes. En cuanto exhortación, es interesante cómo incardina ese sentimiento de admiración en la belleza que irradia el universo, aunque eso, por extraño que parezca, no le conduce a ninguna visión trascendente.

TROA