VALORES PARA PENSAR

El autor introduce esta obra con unas reflexiones acerca de la necesidad de una formación en valores desde la infancia. Partiendo de la base de que el mejor modo de transmitir los valores es el ejemplo, verlos encarnados en personajes concretos, y de que hay que enseñar a los niños a reflexionar y a desarrollar sus propias convicciones, despliega una metodología propia A través de los cuentos se descubren valores y contravalores; al final de cada uno de ellos, una serie de preguntas guía la reflexión y la comunicación de los niños. Los valores a los que hace referencia son actitudes positivas, virtudes morales o valores relativos a los derechos humanos, en los que hay un amplio consenso.
Resulta positivo que se distinga entre creencias-opiniones, derechos-deberes, verdad-error, bueno-malo. También lo es la referencia a la necesidad del desarrollo espiritual y a enseñar a distinguir lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo, aunque el autor no entra en valores religiosos. Defiende que hay valores objetivos y hace un elenco de valores sobre los que hay amplio consenso que puede ser la base de la educación en las escuelas. Es interesante la formación para vivir en una sociedad pluralista siendo coherente con las propias convicciones. La metodología para esta didáctica de valores es muy acertada; su éxito dependerá del docente que imparta esta formación. En cambio, queda algo confuso el capítulo de los ideales, donde, por el texto seleccionado, parece inculcarse un paraíso en la tierra, como si no existiera un más allá, y donde la asociación de palabras "relato religioso" se sitúa entre "mito" y "leyenda".

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