VOCES HUMANAS

La novelista inglesa Penelope Fitzgerald (1916-2000) es autora conocida cuyos libros son muy leídos. Es llamativo que comenzara a escribir con casi sesenta años, en 1975. Y quizá más que siguiera haciéndolo: publicó en 1978 La librería y en 1979 A la deriva, ambas editadas en castellano por Impedimenta (y con reseña Troa).
Voces humanas reúne las mejores características de las novelas de Fitzgerald. Una excelente recreación de los ambientes, que conoce bien. Fidelidad a la época histórica en que se desarrolla. Un ingenioso sentido del humor que empapa todo el relato y al que añade a veces una pizca de ironía. Son las suyas novelas costumbristas, en las que perfila bien la psicología de cada personaje. Por todo ello y por su fuerza expresiva, también esta novela podría servir de base para el guion de una película, como lo fue La librería.
En este caso, la novela se desarrolla en los estudios de la BBC en Londres, la Broadcasting House, durante la durante la Segunda Guerra Mundial. Fitzgerald había trabajado para la BBC en 1941 y sitúa perfectamente al lector en las tareas de grabación y emisión en una época tan crítica, en la que trabajaban entre los bombardeos de la aviación alemana, apagones y sirenas. Un delicado momento en el que la BBC se inclina por contar la verdad de los hechos en contra de los que opinaban que no se debía asustar a la población.
El país espera cada noche, a las nueve en punto, el boletín de la BBC con la información de los avances alemanes. Ese ambiente tenso y complicado es el escenario de la novela de Fitzgerald. En su novela están al frente del equipo que prepara esos boletines, Sam Brooks, Director de Programas Grabados, y Jeff Haggard, Director de la Planificación de Programas, que aparecen como DPG y DPP. Su equipo está formado preferentemente por mujeres, las chicas, que van de la compleja Vi, a Lise Bernard que da a luz un niño ilegítimo en unas condiciones que solo tienen cabida en una guerra, o Annie Asra, la hija de un afinador de pianos a la que contratan. Annie es una joven con una marcada personalidad que se enamora de Sam, el DPG, sin una respuesta positiva.
Son protagonistas que transmiten sus sentimientos, sus temores y sus deseos con su modo de actuar y con diálogos vivos y expresivos. La autora, como en otras de sus obras, tiñe su relato con cierto humor y pone el objetivo en las facetas humanas, lo que palia la dureza del ambiente de guerra.

TROA