YO SOY EL ABISMO

Es difícil clasificar las novelas de Carrisi, porque son unos thrillers psicológicos totalmente singulares en los que se mezclan personajes normales con otros que padecen trastornos serios y entre ellos interactúan en la vida diaria.

Comienza la novela mostrando la desdichada infancia de un niño que solo tiene en la vida a su madre que no le quiere y que va alternando parejas. Ella misma está desequilibrada y es depresiva. El libro nos presenta a los dos mostrando la sumisión de uno y el abandono cruel de la madre que le empuja con muy pocos años a meterse en una piscina de agua sucia y mandándole que nade cuando no lo ha hecho nunca, está a punto de ahogarse, pero sobrevive. Cuando sale del agua la madre ha desaparecido. El niño alterna con un personaje real y cruel que le martiriza y que más tarde cuando se hace mayor y ya no está, lo convierte en imaginario y adoptando se personalidad en algunos momentos y que le arrastra a empresas imposibles.

Cuando ya es mayor su única preocupación es mantenerse invisible en su profesión de barrendero urbano. Aprovecha para examinar selectivamente los restos de basura, para conocer a la gente y se deja llevar por su personaje irreal que por una parte le manda y por otra se identifica con él.

Otro personaje es la hija de trece años de un rico ingeniero que sufre con sus padres y con su entorno porque se siente humillada y que no vive el papel que le correspondería por su posición social y que acabará encontrándose con el limpiador. Por último, un tercer personaje es otra mujer, también especial, divorciada con un pasado traumático, llamada la cazadora de moscas y que se dedica a buscar maltratadores con la ayuda de la única amiga que tiene y que es policía. Y este tercer personaje también va a acabar interactuando con los dos anteriores. A lo largo de la novela se van intercalando capítulos con el pasado de cada uno de ellos y sus circunstancias hasta el momento actual.

Lo curioso es que es difícil sustraerse a la magia de los tres personajes y vivir con ellos su propia historia. La tensión está servida desde el primer momento en esta aventura vivida a orillas del lago de Como en el norte de Italia.

Las descripciones son las justas para marcar el escenario, pero los diálogos están muy bien construidos y no se echa en falta ningún elemento.
Carrisi ha vuelto a ofrecer una historia que le gustará a todos sus lectores.

TROA