cional, recordó un consejo de su tío Miguel Delibes a otra
de sus sobrinas que le acababa de manifestar su deseo de
dedicarse a la literatura.
“Si quieres ser escritora, lee mucho”,
aconsejó el famoso
autor de novelas tan excepcionales como
El camino, La
sombra del ciprés es alargada, Las ratas…
La lectura es la base del aprendizaje
–opinó la ponente-
,
los niños maduran a través de ella y si conseguimos que en
primaria los alumnos aprendan a leer y a escribir bien,
tendremos ganado la mitad del camino.
Finalmente, felicitó a Troa por su trabajo de selección y
valoración de libros de calidad, que a su juicio es una labor
imprescindible para conseguir que los más pequeños se
conviertan en ávidos lectores.
“Es esencial ofrecerles libros bien escritos, que les intere-
sen, que les motiven; no libros inanes; porque los niños de
entre ocho y diez años ya son capaces de leer cosas serias”
,
opinó, antes de agradecer a Troa su esfuerzo de selección
y valoración de la literatura infantil y juvenil.
“ESCRIBIR ESTA NOVELA HA SIDOMUY DIFÍCIL”,
DICE OLAIZOLA
Tras una exposición por parte de Julián Villanueva de lo
que es la
Fundación Troa
y la misión que persigue -el
fomento de lecturas de calidad que enriquezcan a la
persona-, y un encendido elogio a
La niña del arrozal,
tomó la palabra el autor galardonado con una entrañable
intervención que despertó aplausos entre los asistentes y,
sobre todo, sonrisas y emotividad.
Con una humildad y una cercanía que no suelen ser
frecuentes en personas de tanto prestigio, el abogado y
escritor donostiarra expuso cómo surgió la novela
La niña
del arrozal
, dedicada al misionero jesuita Alfonso de Juan
y a la profesora de español Rasami Krisanamis, budista
tailandesa, quienes fueron los
“culpables”
de que se
embarcara en esa aventura y fundara la
ONG
“artesanal y
familiar
Somos Uno”
, a la que irán destinados parte de
los 15.000 euros con los que está dotado este galardón, al
igual que lo hacen los derechos de autor de mucha de su
extensa bibliografía.
La aventura,
“el lio”
-nos relató Olaizola- comenzó hace
diez años cuando Krisanamis, hispanista y catedrática de
la Universidad de Bangkok, se puso en contacto con él
para preguntarle si podía cederle los derechos de autor de
su obra infantil
Cucho
(premio Barco de vapor 1982)
.
“Dije que sí rápidamente pero no por generosidad sino
por pereza, porque pensé que si me costaba tanto cobrar
los derechos de autor en Francia, hacerlo en Tailandia
sería imposible”.
Y poco tiempo después, el autor galardonado recibió en
su casa un ejemplar de su novela, que pudo reconocer
gracias a la portada,
“porque estaba escrita en un idioma
muy culto, lleno de puntos y comas, pero ininteligible
para mí”.
SL
A FONDO
12
TROA