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Fernando Carratalá Teruel
Doctor en Filología Hispánica
humanas, y en el que encontramos poco a poco nuestro
propio espacio vital para realizar un proyecto de vida tan
personal como intransferible. Y es que sea desde el ámbito
de las Humanidades, sea desde el mundo del conocimiento
científico, todos estamos llamados a participar y a compro-
meternos en la construcción de una sociedad más justa,
fraterna, humana y solidaria, que convierta la dignidad de la
persona en la razón suprema de su existencia.
Lector“enciclopédico”y lector“especializado”.
Quizá la persona versada enHumanidades resulte algomás
polifacética, en un permanente deseo de poseer conoci-
mientos universales, enciclopédicos. Pero es evidente que
no se puede pretender abordar en profundidad todos los
campos del saber, y que, a lo sumo, habría que aspirar a
adquirir una cierta cultura, que forzosamente será tantomás
superficial cuanto más enciclopédica pretenda resultar. Por
ello, los científicos, ante los niveles de especializaciónque ha
alcanzado el saber, renuncian a abordar el estudio científico
desde posiciones enciclopédicas; antes por el contrario, se
especializan en una rama del saber y van obteniendo y
aplicando conocimientos concretos limitados a dicha parce-
la, única forma de garantizar que las cuestiones científicas se
afrontan con el debido rigor.
Muy esclarecedoras son las palabras de Santiago Ramón y
Cajal al respecto: “Como acero informe, nuestro intelecto
representa una espada en potencia. Merced a la forja y lima
del estudio, transfórmase en el agudo y templado escalpelo
de la ciencia. Labremos el filo por un solo lado o por los dos,
a lomás, si queremos conservar su eficacia analítica y herir a
fondo el corazón de las cuestiones, y dejemos a los bobali-
cones del enciclopedismo que transformen su entendi-
miento en inofensivo cuadrillo [= arma arrojadiza de
madera, que llevaba en el extremo una punta de hierro, de
forma piramidal]”. Es decir, que el entendimiento es una
espada en potencia; y a fuerza de estudio -de estudio espe-
Importancia de la lectura en los ámbitos
humanístico y científico.
En una sociedad como la actual, en particular la de los países
industrializados que centran su nivel de progreso en los
avances tecnológicos, no resulta cuestión baladí plantearse
-al menos como reflexión teórica- qué utilidad tiene la lectu-
ra de textos humanísticos, que son aquellos que abarcan
aspectos del ser humano de los que se ocupan disciplinas
tales como la Psicología, la Antropología, la Sociología, la
Historia, la Filosofía, la
Literatura
...; textos que reflejan toda
una concepción vital basada en los valores humanos. Y para
responder a esta cuestión hay que empezar por afirmar que
no está justificado enfrentar los textos humanísticos con los
científicos, es decir, con aquellos que atañen a las ciencias
exactas, físico-químicas y de la Naturaleza; entre otras
razones porque ambos tipos de textos -humanísticos y
científicos- se complementan para lograr el desarrollo
integral del ser humano como persona. Y quizá no esté de
más recordar que Newton escribió en latín sus
Principia
Mathematica
y que hasta Descartes toda la ciencia europea
se escribió en esa lengua.
Y no le falta razón a Arturo Pérez Reverte cuando señala -en
carta a su hija María, publicada en El Semanal, el 19 de
noviembre del 2000- que no hay mejor vacuna que el cono-
cimiento [que a través de la lectura se adquiere], es decir, la
cultura, en el sentido amplio y generoso del término, que
podrá no solucionar casi nada, “pero ayuda a comprender, a
asumir, sin caer en el embrutecimiento, o en la resignación”.
Y, en este sentido, da igual que uno se incline más por las
ciencias humanas que por las naturales. Porque el mundode
la cultura -cuya vía principal de acceso es la lectura- constitu-
ye, en sí mismo, una forma de entender la existencia, que se
traduce en un continuo
aprender a ser
, potenciando los
aspectos intelectuales, afectivos, físicos, espirituales y
trascendentes de la persona; y nos ayuda a tomar una postu-
ra ante el Universo del que formamos parte como criaturas
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A FONDO
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TROA
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a lectura “literaria”
como acto educativo
La lectura en el proceso de desarrollo integral
del ser humano como persona