SL
ENTREVISTA
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TROA
El libro está contado desde la perspectiva de
muchos personajes diferentes. ¿Fue difícil captar la voz
de cada uno de ellos?
No empecé con la intención de entrar en las otras voces,
pero me pareció una transición natural una vez que
comencé a escribir. Llegó un punto en el que estaba tan
intrigada por Via que quería escucharla a ella directamen-
te. Y Summer y Jack, y el resto. Así que no, no fue un proce-
so difícil, fue una curiosidad natural lo que me llevó hasta
ellos y luego ellos me llevaron a través de la historia.
Decidí que el personaje principal fuera un niño porque
tengo hijos y estoy rodeada de chicos todo el tiempo.
Sentí que era una ventaja porque conocía la manera que
tienen de hablar y las cosas que hacen. Y mi hijo mayor
acababa de terminar secundaria así que tenía todo muy
reciente.
¿
Qué parte del libro fue tu favorita a la hora
de escribirla y por qué? ¿Y cuál la más complicada?
Es una pregunta difícil. Tengo un par de partes favoritas.
Adoro a Auggie, lo quería cuando escribía desde su punto
de vista. Me gusta cuando los personajes me sorprenden.
Miranda fue una sorpresa para mí. Me gusta el coraje de
Jack. Quiero a Summer. Desearía ser un poco más como
ella. Y toda la historia de Via es increíble. Es fuerte y valien-
te pero también insegura. Y quiero a Justin porque está
enamorado de Via.
La escena que tiene lugar en el bosque fue muy difícil de
escribir porque pasé miedo; aquellos chicos del otro
colegio eran realmente malos. A medida que se desarro-
llaba la historia, la situación se me hizo tan real que me
dejó muy triste. Pero también aquí se produce uno de los
momentos favoritos del libro. Cuando Auggie quiere dar
las gracias a Amos y los otros chicos por ir a rescatarle y
levanta su mano para chocar los cinco sin saber si Amos se
la aceptarían, dado que eran los mismos chicos que le
habían rechazado durante meses. Ese Auggie pudo
encontrar el valor de levantar la mano sin saber si sería
correspondido o no; para mí ese es un extraordinario acto
de coraje. Ese momento me conmovió. Igual que cuando
él lloraba en el bosque y esos mismos chicos lo reconfor-
taban.
Auggie pudo encontrar el valor de levantar la
mano sin saber si sería correspondido o no;
para mí ese es un extraordinario acto de coraje
¿
Qué esperas que los lectores extraigan del
libro?
Espero que los chavales que lo lean se queden con la
idea de que
todo lo que hacen es percibido por los
demás, que sus actos son tenidos en cuenta.
Puede
que no inmediatamente o directamente o incluso de
una manera que parezca obvia, pero si son malos,
alguien sufre; si son amables, alguien se beneficia. Y la
elección entre hacerse notar por ser amable o por ser
desagradable, es suya. Tienen que elegir quienes
quieren ser en este mundo. Y no son sus amigos ni sus
padres quienes toman esta decisión: son ellos.
También espero
que los padres presten atención y se
involucren más en la vida de sus hijos
.
He hablado
con muchos padres, amigos míos, que en cierto modo
se han apartado y han ignorado el comportamiento
de sus hijos en secundaria, como si ser malvado fuera
algo inevitable en la adolescencia pero que se cura
con el tiempo. Conozco a un padre que me dijo una
vez de su hijo: bueno, él ya no me escucha, así que he
dejado de perder el tiempo intentando decirle lo que
tiene que hacer. En mi opinión, esa etapa –cuando los
chicos actúan como si ya no te escucharan– es preci-
samente cuando más te necesitan. Lo que creo es que
en el fondo estamos tan agradecidos de que no sea
© Russell Gordon