No es bueno que nuestros hijos estrenen la realidad en el
mundo digital antes de estrenarla en el mundo real.
Estamos privándoles de la belleza de un mundo en tres
dimensiones, creando unos jóvenes demasiado
“planos”.
Como decía un padre de aquel colegio de Silicon Valley,
“la computadora no es más que una herramienta. El que
sólo tiene un martillo piensa que todos los problemas son
clavos.”
Confundimos belleza con novedad.
SL: Los momentos de crisis dice que son privile-
giados para cuestionar sistemas, entre ellos el educati-
vo. ¿No es más prudente esperar a que se calmen las
tormentas?
C.E.: Si pensamos que la tormenta es un hecho externo,
ajeno al sistema educativo y que cesará con el paso del
tiempo, la actitud pasiva es la correcta. Pero en ese caso,
pienso que el sistema educativo es una de las causas y de
las soluciones a la crisis que estamos atravesando. Hemos
creado una sociedad que prepara a los niños para servir al
sistema, y no para construir un mundo en el que el siste-
ma sirva a las personas. La educación en el consumismo
es un ejemplo de ello. Kundera decía
“los niños no son el
futuro porque algún día vayan a ser mayores, sino porque
la humanidad se va a aproximar cada vez más al niño,
porque la infancia es la imagen del futuro.”
SL: El fin de la educación es el niño, no lo que
pretendemos de él. Sustituir la cultura del esfuerzo por
la del asombro, como propone, ¿será práctico y eficaz
para construir su futuro como adulto?
C.E.: No propongo sustituir la cultura del esfuerzo por la
del asombro. Digo que la cultura del esfuerzo es conse-
cuencia de la pérdida del asombro. Einstein decía que
“no
podemos resolver problemas usando el mismo tipo de
pensamiento que usamos cuando los creamos”.
Si los niños de hoy en día no se esfuerzan porque la pérdi-
da del sentido de asombro les ha bloqueado el deseo, el
camino para recuperar la cultura de la falta de esfuerzo
pasa por recuperar el asombro. Hemos de ir al origen de
los problemas, no quedarnos en las recetas fáciles.
SL: El educador es facilitador, no dirige. Actúa
con discreción y humildad. ¿No es esta idea un poco
utópica?
C.E.: Tomás de Aquino decía que hay dos maneras de
aprender; por invención y descubrimiento, y por discipli-
etc. La buena noticia es que se puede recuperar: más
naturaleza -primera ventana del asombro-, más belleza y
sentido del misterio. No existe nada nada más nutritivo
para el asombro que la belleza –expresión visible de la
verdad y de la bondad– y el misterio –oportunidad infinita
de conocer–, porque nos abren los horizontes de la razón.
SL: Por una parte, vd. recomienda fomentar la
capacidad de asombro y por otra advierte de los riesgos
de una estimulación sensorial continuada. ¿Cómo saber
dónde situar la línea fronteriza entre interacción perso-
nal colaborativa y estimulación sensorial excesiva?
C.E.: Dan Siegel, neurocientífico americano reconocido,
nos dice que no hay necesidad de bombardear a niños, ni
a nadie, con estímulos con la esperanza de construir
mejores cerebros; el cerebro se desarrolla adecuadamen-
te dentro de un entorno normal con una cantidad mínima
de estímulos. Lo que cuenta, añade, es la calidad del
vínculo que existe entre el niño y su principal cuidador.
La neurociencia confirma de alguna forma a Chesterton,
quien decía que
“a un niño de 7 años, le puede emocionar
que Perico, al abrir la puerta, se encuentre con un dragón,
pero a un niño de 3 años, le emociona ya bastante que
Perico abra la puerta”.
El sentido del asombro es innato en la
persona, nacemos con ello. Es un
mecanismo que nos permite conocer el
mundo que nos rodea.
SL: La epidemia del síndrome de hiperactividad
en los más pequeños explica que los altos ejecutivos del
Silicon Valley manden a sus hijos, según la obra afirma,
a un colegio de élite que hace alarde de no usar tecnolo-
gía en sus aulas.
C.E.: Ellos dicen haberlo hecho porque la pantalla impide
el pensamiento crítico, deshumaniza el aprendizaje, la
interacción humana y acorta el tiempo de atención de los
alumnos. Ese último punto está documentado por estu-
dios. Y de momento, no existen estudios que justifiquen el
fomento del uso de la tecnología en las aulas. El criterio
que propongo para el uso de la tecnología en los parvula-
rios y en el primer ciclo de primaria, es que la pantalla sea
un apoyo, pero que no se convierta en intermediario
entre el niño y la realidad. Ese intermedidario debe ser
una persona de carne y hueso que quiere a nuestros hijos.
ENTREVISTA
SL
TROA
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