ASESINATO EN ALTAMAR

Esta novela de Richard Connell (USA, 1893-1949) tiene el sabor y la simplicidad de lo arcaico, de un género que se estaba haciendo y todavía era balbuciente. Más que novelas policiacas hay que hablar de novelas de misterio, donde hay un misterio, una muerte, a todas vistas difícil de resolver y que un personaje, muchas veces al margen de la policía es el que se encarga de resolver, atando minúsculos cabos.

Aquí el misterio es la muerte de un pasajero en un barco que hace el trayecto de Nueva York a las Bermudas. El barco es mixto y junto a la carga hay un pequeño grupo de pasajeros que pronto se conocen. En el barco se encuentra Mattthew Kelton, que decide viajar a un lugar más cálido, experto en resolver enigmas y al que la policía ha recurrido en varias ocasiones. El asesino tiene que estar entre los que van en el barco y el dilema se tiene que resolver en los dos días que dura la travesía.

Hay varios pasajeros que podían querer la muerte del asesinado y el mismo capitán es uno de ellos, pero el lector tendrá que esperar a los últimos momentos de la novela, a una reunión al estilo de Agatha Christie para que Kelton de la solución al enigma y presente al asesino.

Como se podía esperar hay elementos de la investigación que salen de las consultas externas que hace nuestro investigador para resolver detalles en los que el lector no ha caído y que son definitivos. Pero verle corretear por el barco, interrogando a unos y otros, examinando conjeturas y solventando los pequeños problemas que van surgiendo, es una oportunidad para intentar descubrir con él, la trama del enigma, aunque no deja de ser cómico en algunas ocasiones. No podían faltar en la novela unos detalles amorosos y una clara clasificación de los personajes como buenos y malos y siempre los secretos que están en el fondo de la vida de cada hombre.

Imprescindible para el aficionado al género y el que quiere pasar un buen rato con una novela sencilla y bien escrita.

TROA