- Editorial: ALFAGUARA
- Año de edición: 2022
- Materia: Narrativa
- ISBN: 978-84-204-6097-0
- Páginas: 216
- Colección: < Genérica >
- Idioma: Español
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Elizabeth Strout, (Portland, 1956) es una escritora estadounidense de ficción ganadora en 2009 del Premio Pulitzer por su novela Olive Kitteridge.
Ay, William es su última novela y, como suele ser habitual en esta autora, los personajes ya aparecieron en libros anteriores. En esta ocasión Lucy Barton, escritora, vuelve a ser la protagonista y narradora de la historia.
Pasados los sesenta años, viuda de su segundo marido y con las dos hijas de su primer matrimonio ya casadas, Lucy intenta recomponer su vida y proyectar una nueva novela. William, su exmarido, con el que mantiene una relación amistosa y que fue para ella un apoyo seguro durante la enfermedad y el fallecimiento de su esposo David, es quien sorprendentemente le pide ahora ayuda a ella: el matrimonio con su segunda esposa hace aguas y por las noches unas pesadillas recurrentes le impiden conciliar el sueño. A esto ha de añadir la incertidumbre de sus orígenes cuando descubre que en algún lugar de Illinois vive una hermanastra de la que acaba de conocer su existencia.
Elizabeth Strout, fiel a su estilo y a su modo de ver la realidad, vuelve a presentar unos personajes vulnerables, amorales, que sobreviven a la frustración, al fracaso, al miedo, a una existencia marcada desde los comienzos por un lastre familiar turbio y doloroso, a las enfermedades, divorcios, adulterios, dificultades profesionales o una soledad no querida. Sin embargo, en esta ocasión, quizá lo haga de una manera más luminosa, más madura, mirando desde la distancia de los años y con la experiencia de un conocimiento más pleno de las personas.
El buen hacer narrativo de la autora logra poner en valor las cosas más cotidianas, lo que podría pasar desapercibido a un observador poco atento. Un estilo sobrio y directo, un lenguaje sencillo y una sutil interpelación al lector consigue que éste se acerque a los personajes, haciéndolos verosímiles y capacitándole para interaccionar con la narradora.
Pragmática en sus decisiones, la protagonista se verá inducida a aceptar o rechazar ciertas situaciones no por principios morales, sino por la conveniencia en un contexto que posibilite la empatía y la concordia familiar.
A pesar de mostrar unos personajes inicialmente poco atractivos, con valores morales muy limitados, Strout, quizá sin pretenderlo, llama la atención sobre una sociedad insatisfecha deseosa de referencias vitales claras con las que dar sentido a una existencia lograda.
Encarnita Herraiz
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