CUANDO SALE LA RECLUSA

La medievalista y arqueóloga Frédérique Audoin-Rouzeau (París, 1957) conocida en el ámbito de la literatura por el pseudónimo de Fred Vargas, enfrenta al protagonista de la serie a la que pertenece “Cuando sale la reclusa”, el comisario Adamsberg, a un complicado caso de muertes en cadena atribuidas al veneno de una araña.
Mientras acaba de resolver un crimen pasional relativamente sencillo, el comisario se interesa por las noticias de prensa que informan sobre el fallecimiento de varios ancianos en circunstancias parecidas, en el entorno de la ciudad de Nimes. Los periodistas se refieren al supuesto ataque de una especia mutante de la araña “reclusa”, conocida desde la Edad Media porque su picadura levanta ampollas y provoca urticarias, aunque sin llegar a causar la muerte. Adamsnberg despliega a los miembros de su equipo, hombres y mujeres dotados de notables cualidades complementarias, dedicados a la búsqueda de pistas que resuelvan la misteriosa acción de tan dañino insecto. Al comprobar la identidad de los ancianos fallecidos, los agentes descubren que todo ellos permanecieron internos en el mismo orfanato durante los años 1943-47. Con frecuencia recibieron castigos por agresiones, malos tratos e intentos de violación, formando parte de la cruel “Pandilla de las Reclusas”, rebelde a las normas de la institución. Una de sus actividades preferidas consistía en capturar arañas para introducirlas en las camas o la ropa de sus compañeros. Algunos de ellos, chicos y chicas, sufrieron reacciones alérgicas de diverso grado o infecciones que, debido a la falta de antibióticos, provocaron en los niños graves daños físicos. Esta nueva línea de investigación permitió a los policías establecer la hipótesis de una venganza de algunas de sus víctimas que, pasado el tiempo, aplicó a los pandilleros la misma pena que ellos infligieron a los niños del orfanato. En el desarrollo de la trama, destaca el tratamiento narrativo y humorístico dedicado por Fred Vargas a las relaciones de carácter profesional y humano que mantienen unido al equipo a las órdenes del excéntrico y fascinante Adamsberg. Episodios de intriga y misterio se alternan con largas disquisiciones eruditas sobre los insectos, cualidades y formas de vida que contribuyen a reforzar la coherencia y verosimilitud de las situaciones descritas. Las referencias a las malvadas tendencias de asesinos y violadores aparecen tratadas como actos de personas depravadas dentro de un contexto falto de humanidad y de principios morales. Algunas expresiones soeces de mal gusto reproducen el léxico habitual entre los agentes de policía.

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