EL CRIMEN DEL CONDE NEVILLE

Amélie Nothomb, la escritora belga de mayor prestigio internacional, narra en esta novela corta, titulada El crimen el conde Neville la situación en que se encuentra Henri Neville, perteneciente a la más rancia nobleza de la región de Bélgica, a quien la falta de recursos económicos le ha llevado a tomar la decisión de vender el castillo, situado en las Ardenas, heredado de sus mayores. A los sesenta y ocho años, ya jubilado de un empleo lucrativo, pero que, ejercido con honradez no le permitió rehacer su mermado patrimonio familiar, se dispone a ofrecer a sus amistades una última gran fiesta en la que ha sido su residencia habitual, tras lo cual deberá despedirse definitivamente de ella. Sin embargo, pocos días antes de celebrarla, una vidente con la que se encuentra por circunstancias accidentales, le anuncia que en la gran fiesta que piensa dar en su casa, matará a un invitado. El conde se siente abrumado ante ese pronóstico pero más aún cuando la menor de sus hijos, de diecisiete años, que ha escuchado tan fatal augurio le pide ser ella la víctima de su crimen.
La obra se plantea de modo expreso como un homenaje y una recreación de la famosa obra de Oscar Wilde titulada “El crimen de lord Arthur Savile” publicada en 1891. La autora trata el dilema al que se enfrenta el protagonista, fuertemente presionado por su hija, comparándolo el del rey Agamenón que, según la leyenda griega clásica, se vio obligado a sacrificar a su hija a los dioses. De lo trágico a lo tragicómico, el calvario vivido en solitario por el angustiado progenitor, incapaz de contar a nadie su problema, resulta absurdo y a la vez inquietante, según las irónicas paradojas con las que tanto agrada a la autora enfrentar a sus lectores. La trama, bien concebida en el límite entre la parodia y la pesadilla, refleja en el fondo la crisis de valores de un mundo donde el honor y el deber resultan un tanto anacrónicos si no están relativizados según el cómo y el cuándo en que se inscriban. La sugestiva atmósfera ambiental que envuelve la acción, el hábil trazado del perfil de los personajes y la distendida y humorística forma de llevar el argumento hasta el desenlace, prueban, una vez más la capacidad de Amélie Nothomb de sorprender, desconcertar y captar la atención del lector. Su narrativa inteligente, de alta calidad estilística y con un contenido crítico que no siempre es fácil de apreciar supone un recreo intelectual que requiere un público capaz de apreciarlo.

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