EL HUMOR JUDÍO

El pueblo judío tiene una larga historia, pero se sabe poco de la comicidad de la que hacen gala con el fin de soportar su largo y permanente exilio. Cualquiera diría que no hay nada peculiar en el estudio del humor de los hebreos, pero en realidad con ver una película de Allen, leer a Singer o a Roth, o familiarizarse con los filmes de los Marx uno se da cuenta de que hay algo singular. Según el autor de este ensayo, el humor judío está caracterizado no solo por ser obra de los hijos de este pueblo, sino también por aludir tanto a la existencia contemporánea de los judíos como a su larga historia.

Lo importante para Dauber es que el humor judío tiene un poso que no es frívolo ni insustancial. Todo lo contrario. Como en el humor judío hay un eco muy palpable del antisemitismo, resuena también el recuerdo doloroso de las persecuciones. Digamos, pues, que los judíos, tan maltratados por la historia, recurren al humor al modo de escudo, en fin, para protegerse y curarse por haber sido el hazmerreír de tantos pueblos. Asimismo, el humor judío hace referencia a muchas normas y costumbres, de las que toma distancia, no para refutarlas, sino para situarlas en el contexto. Ahora bien, no se toma en serio los insultos de los goyim. En ocasiones puede ser irreverente.

Dauber no solo analiza el humor judío, sino que pone innumerables ejemplos, tanto de la historia, como de la literatura, el teatro o el cine. Para quien no es judío, muchos no tienen sentido, pero ayudan a comprender que, en el caso del judaísmo, el humor es una manera de afrontar su situación, no un mero pasatiempo. Es interesante, además, constatar dos cosas: por un lado, se puede escribir la historia judía partiendo de sus chistes; de otro, que incluso en su comicidad, el judaísmo no olvida su tónica siempre intelectual, libresca. Un humor hondo e inteligente que sirve para comprender algo más a un pueblo tan interesante como singular.

TROA