EL INFORME DE BRODECK

Dos años después de acabada una guerra terrible, a un remoto pueblo llega un forastero que viste de modo distinto y que habla el idioma local de forma diferente. Al comienzo es bien acogido, porque es parco en palabras y buen pagador, pero hace una exposición de retratos de notables del lugar que revelan el alma de los modelos, y éstos deciden matarle. Brodeck, que tampoco nació en el pueblo aunque vive en él desde pequeño, y que no participó en el crimen, recibe del alcalde el encargo de redactar un informe sobre lo ocurrido, misión que cumple a conciencia, aun sabiendo que, al acabarlo, deberá abandonarlo todo y huir.
El autor evita localizar la acción en una época y lugar concretos, aunque por ciertos datos parecen referirse a Centroeuropa en la primera mitad del siglo XX y aludir a la segunda guerra mundial. El desarrollo argumental transcurre en una atmósfera cerrada, llena de secretos. Brodeck y el misterioso recién llegado centran por distintas razones los recelos de los demás habitantes del pueblo, que los rechazan por ser ajenos y atreverse a mirarlos de frente y ver a cada uno como es. La obra, que obtuvo el premio Goncourt des Lycéens en 2007, está formalmente muy bien escrita, con una estructura novelística sólida, personajes bien trazados y un estilo sobrio y depurado que logra transmitir la angustiosa tensión en que vive el protagonista. Las almas de los convecinos de Brodeck son frías, casi inhumanas en su dureza y su falta de sentido del bien y del mal, del que incluso llegan a contagiar al párroco, un pobre hombre alcohólico y sin fe, que compone una imagen ingrata del sacerdocio.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa