EL PERFUME DE LAS FLORES DE NOCHE

Esta novela corta es realmente un ensayo, donde la autora, va trayendo detalles de su vida, sus añoranzas de Rabat, su padre y su familia, sus hermanas y el oficio de escritora. Es muy relevante la figura de su padre que aparece con frecuencia a lo largo de la escritura y que la empujó a ser lo que es, la marcó totalmente y le mostró qué es la libertad auténtica.
Comienza hablando de la necesidad de muchos escritores del silencio y la pasión de escribir, que les lleva a aislarse, a cortar con todos y a meterse en el mundo de la ficción, en el que realmente siguen viviendo. Sus pensamientos sobre la literatura son su propia visión de este oficio que, en el caso del buen escritor, se apropia de su vida y de su alma.
El segundo capítulo está dedicado a Venecia. Su editora le ha propuesto algo insólito, pasar toda la noche en el Museo cerrado de la Aduana del Mar, antigua aduana de Venecia, ahora convertida en museo de arte moderno desde el año 2007. Antes de encerrarse, va andando desde su hotel y eso le permite un largo discurso sobre el turismo y los turistas, dando su visión y apoyándose en citas textuales de otros escritores que considera como autoridades. Ella misma ha viajado por muchos lugares del mundo donde no quiso estar como un turista que se queda en lo superficial, sino ir más al fondo de las cosas que se ven y que son famosas.
Y por fin el museo, donde pasa lista a algunos artistas y sus obras allí expuestas dando sus opiniones y mostrando una buena comprensión de ellos, la mayor parte desconocidos para quienes no estén muy al tanto del arte actual. Pero no solo es arte, sus digresiones la llevan a dar su punto de vista sobre muchos temas como el miedo, la muerte, la trascendencia, la religión.
Muy interesantes son sus opiniones sobre el cine y en concreto, se para en el fenómeno que supuso Marilyn Monroe y cómo trata el tema uno de los autores que exponen su obra en la Dogana.
El problema de la identidad y de la dominación colonial, problema que le afectó a su vuelta a Francia y que quedó reflejada en su novela El país de los otros; no deja de tocar la intolerancia del Islam. Es en este sentido que expresa su admiración por Salman Rushdie.
Un libro elegante, sugerente pese a su brevedad, pero para un lector exigente.

TROA