LA DISCIPLINA DE PENÉLOPE

Una novela policiaca escrita por un magistrado italiano que se aleja de todos los planteamientos habituales del género. La protagonista es una mujer, Penélope Spada, de la que se sabe poco, pero sí que fue fiscal y que cometió algún tipo de error y fue separada de la carrera, aunque en la novela queda claro que era muy exigente y eficaz.
Vive en Milán donde se desarrolla la trama y no se sabe bien a qué se dedica ahora, ya que no se la ve con ninguna ocupación concreta. Utiliza ocasionalmente una trastienda de un bar y allí queda para verse con el marido de una mujer que han asesinado hace un año, Rossi, que está al cuidado de una hija del matrimonio de siete años. Rossi ha llegado a ella a través de un policía que se la ha recomendado para resolver su problema, diciéndole que es la única que le puede ayudar.
Le cuenta que cuando apareció muerta su mujer con un tiro en la cabeza, él fue el principal sospechoso pero que la policía no pudo probar nada. Piensa que no se hizo bien la investigación, pero que en las actas a pesar de no aparecer como culpable está todo expresado de una forma en la que no queda bien considerado. Quiere que encuentre a quién asesinó a su mujer para que cuando pasen los años su hija tenga una respuesta clara y él no sea sospechoso de nada.
Aunque se resiste acaba cediendo y leyendo las actas del proceso, metiéndose a fondo en el tema; tiene muy pocos datos y esas actas le revelan que, aunque se trabajó bien, no se llegó a fondo. Con la ayuda del policía que la recomendó y que la tiene en una gran estima comienza una investigación, en la que como ella dice, solo una casualidad, un dato al que se llega por suerte es lo que ayuda a resolver la mayoría de los casos, aunque si no se ha trabajado a fondo, ni llega la suerte ni la casualidad y si llegan no se saben interpretar. Y este es su caso que va a resolver magistralmente, pero después de pensar mucho, de dar muchas vueltas, de perder mucho tiempo y sentirse desmoralizada.
Los personajes están muy bien tratados y logra entrar en ellos, de manera que todo aparece como muy natural y muy lógico y se entiende bien la motivación de conductas aberrantes, explosivas en personas habitualmente normales y lúcidas.
La narración es lenta, minuciosa y es evidente que su autor es una persona que habitualmente utiliza en su trabajo un lenguaje muy preciso e inequívoco. Seguramente el lector solo al final de la novela tendrá la sensación de que ha merecido la pena leerla.

TROA