LA TRANSFORMACIÓN DE JOHANNA SANSILERI

A los cincuenta años, la protagonista de esta novela conserva su belleza y una sólida fortuna personal. Viuda reciente y sin hijos, deja pasar el tiempo en retiro casi permanente, sin salir del jardín de su casa ni recibir visitas.
La acción narra el cambio que en esta sosegada rutina supone enterarse, por una amiga, de que su marido, un hombre más bien soso y apagado con el que estuvo veinte años casada, llevó durante todo su matrimonio, una doble vida, repartido entre ella y una amante con la que tuvo un hijo. Al saberlo, entra en relación con esta mujer e incluso la invita a su casa, lo que a la larga, supondrá importantes cambios en su modo de ser y en su conducta. El autor transforma de modo artificioso, una vulgar historia de adulterio en una especie de baile de máscaras cuyos principales intérpretes son las dos mujeres y el hijo de una de ellas. Ninguno de estos personajes está caracterizado de modo real, ni por su configuración psicológica ni por su modo de actuar. Todos parecen estar representando el papel que el autor les asigna como en una farsa o en una comedia de enredo. Las situaciones se encadenan de forma contradictoria con el carácter atribuido a quien interviene en ellas y su desarrollo es más teatral que novelístico. Las formas de expresión, en especial las del hijo veinteañero del difunto, no corresponden, por demasiado afectadas, con las del habla coloquial en el momento presente. El autor manifiesta una notable habilidad en su técnica narrativa y logra crear atmósferas ambientales sugerentes, pero esto no basta para que la novela resulte plenamente conseguida. Situada en un punto indefinido entre el absurdo, el melodrama y un fondo de parodia extravagante, la trama pierde fuerza e interés, sin conducir a ningún tipo de conclusiones en su contenido. En este terreno, lo único evidente es una gran confusión en el ámbito de las creencias religiosas, a las que la protagonista trata de volver, después de largo tiempo de alejamiento.

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