LOA A LA TIERRA

El coreano Byung-Chul Han (Seul 1959), es bien conocido en el mundo occidental. No en vano vive desde los 26 años en Alemania, donde ha estudiado filosofía y teología en las universidades de Friburgo y Múnich y donde hizo su doctorado sobre Heidegger Profesor en las Universidades de Basilea y Berlín, es autor de numerosas obras, breves por lo general; recientemente ha escrito sobre dos temas atractivos: la sociedad del cansancio y la sociedad de la transparencia.
Pero Loa a la tierra es muy distinto a sus escritos filosóficos. Se trata de un pequeño libro con pensamientos sobre o a raíz de la jardinería, con ilustraciones de corte clásico de Isabella Greeser y una cuidada edición. El autor coreano muestra en esta obra una fina sensibilidad muy oriental. Una pequeña flor o un arbusto son hallazgos que le conmueven y que describe con un tono intimo, correcto y cálido que en ocasiones linda con la poesía y es casi lírico. Y ensambla con sus pensamientos citas de autores variados que van de la biblia a filósofos modernos.
Explica en el prólogo: “Un día sentí una profunda añoranza e incluso una aguda necesidad de estar cerca de la tierra. Así que tomé la resolución de practicar a diario la jardinería. Durante tres primaveras, veranos otoño e inviernos, (…) estuve trabajando en un jardín que bauticé con el nombre de Bi-Won, que significa Jardín Secreto”, al que luego llamará, “mi jardín secreto”, con un posesivo que indica lo que supone para él.
A lo largo de los capítulos, recorre las cuatro estaciones del año y también distintos jardines que van del inicial jardín alemán de los primeros capítulos al jardín italiano, en tierra napolitana que mira al Vesubio. Pero junto a las descripciones de flores, árboles y plantas, destila su pensamiento sobre la tierra y la naturaleza, y también sobre la vida y sobre el hombre, sobre la felicidad.
Un libro aconsejable no solo a los amantes de la jardinería o de la naturaleza, sino a cuantos interese una reflexión sobre nuestro mundo, escrita de una forma exquisita que hace disfrutar.

Carmen Juste