LOS CHICOS DE LA NICKEL

Colson Whitehead (New York 1969) ha ganado con esta novela su segundo Pulitzer en 2020, honor que solo comparte con otros escritores (Updike, Faulkner y Tarkington) y lo ha hecho recreando un hecho histórico: el de un reformatorio en Florida, donde se cometían todo tipo de brutalidades con los chicos allí internados, sobre todo con los negros, y a consecuencia de esto, muchos de ellos murieron. El hecho fue denunciado hace unos años y comenzaron unas investigaciones en el terrero, ya abandonado del así llamado en la novela Campus, descubriendo restos de cadáveres y toda la siniestra historia que había detrás. Con este fondo se podría esperar un desagradable relato, y sin embargo, el lector además del mal sabor de boca al leer la descripción de los hechos y la prepotencia de unos sujetos, supuestamente educadores, se ve atraído a seguir leyendo ya que el texto está lleno de esperanza y de bondad por parte del que lleva toda la fuerza de la acción.
El protagonista es un niño negro, Elwood Curtis, abandonado por sus padres y educado por su abuela que le preserva de todo el mal ambiente de un barrio de negros en su ciudad. El niño es muy dócil, trabajador, lector de todo lo que encuentra a su paso y con unas ganas locas de aprender. A la vez es ingenuo, un alma cándida, que enseguida encuentra un amigo que le acompaña y sufre con él. Tiene talento y en la escuela un profesor se preocupa por él y hasta le llega a proporcionar un curso gratuito en un centro educativo, poco antes de que pudiera ir a la universidad. De pequeño su abuela le ha regalado un DVD de discursos de Martin Luther King y sueña con esos ideales de justicia y de igualdad que no le van a abandonar ya en ningún momento.
Pero un hecho fortuito va a cambiar toda su vida y va a acabar preso, condenado y mandado al reformatorio conocido como Nickel. En esa institución va a descubrir desde el primer día la maldad humana en todas sus facetas y va a sufrir en su propia carne los castigos horribles que allí son frecuentes, pero no abandonará sus ideales, su visión de la vida y de las personas y hasta su ingenuidad. Su amigo Turner, le proporcionará la astucia y la visión del lugar donde se encuentran. Es una amistad profunda que no se quebrará en ningún momento. Los dos personajes, sobre todo el de Elwood, están estudiados a fondo; el resto, más secundarios, lo suficiente para hacerse una idea exacta del entorno; pero la abuela Harriet también está muy bien retratada sabiendo mostrar su fortaleza y ternura a la vez con su nieto.
En la novela se va a descubrir el ambiente americano de esos años previos a la igualdad, donde las leyes infamantes de Jim Crow eran las normales en el país y donde la segregación era absoluta. Su lectura es muy amena y gratificante y con un final que sorprende al lector.

TROA