"MUNDUS MULIEBRIS"

Mediante la expresión “mundus muliebris” se solía hacer referencia al pretendido carácter frívolo de las mujeres y su potencial efecto pernicioso para los asuntos públicos, ámbito propio de los varones. Una actitud misógina que seguramente en ninguna otra parte se haya mostrado tan patente como en la Francia prerrevolucionaria. El lujo desmedido de Versalles, el refinamiento de su corte y la personalidad algo meliflua de Luis XVI llevaron al pueblo a tomar a María Antonieta como un agente de corrupción moral cuya influencia debía extirparse por completo.
El ensayo del historiador francés Marc Fumaroli entrelaza las historias de la regente francesa y su pintora de cámara, Élisabeth Louise Vigée Le Brun. Dos mujeres unidas por hecho de su maternidad contemporánea y su destino trágico -la artista hubo de exiliarse con el estallido de la Revolución- que presentan, sin embargo, personalidades opuestas. Pese a los intentos de Fumaroli de restablecer la denostada imagen de María Antonieta, la reina se nos presenta como una mujer aficionada al recreo a la que sólo parece interesar el destino de su esposo e hijos. El contrapunto perfecto de una Vigéé Le Brun habilidosa, tan capaz de alcanzar la corte en un entorno artístico agresivamente masculino como de abandonar a la monarca caída en desgracia en el momento oportuno y continuar recorriendo Europa con sus retratos.
Mundus muliebris es una obra breve y ligera con numerosas lecturas. Con su estilo sencillo, Fumaroli nos presenta los destinos contrapuestos de dos mujeres excepcionales. Pero también ofrece detalles del arte y la cultura francesa a través de la obra de una pintora que seguramente siga siendo desconocida para el gran público. Todo ello con las tensiones políticas y el ambiente difamatorio de la Revolución, el momento más convulso y oscuro de la historia de ese país, como telón de fondo para hacernos reflexionar sobre el acceso de las mujeres a los espacios reservados a varones, el peligro de la desinformación y la convulsa relación entre el arte y la barbarie.

TROA