NOS VEMOS ALLÁ ARRIBA

El relato se inicia en un frente de batalla el día 2 de noviembre de 1918, poco antes de finalizar la Primera Guerra Mundial. Un soldado, el tímido y modesto empleado de banca Albert Maillard, a punto de morir, sobrevive gracias a la ayuda de su camarada, Edouard Pericourt, que le salva la vida cuando ya le habían dado por muerto. Acabada la guerra, Albert cuida de Edouard, cuya cara ha sido desfigurada por la metralla, y que no quiere regresar a su casa porque su padre le rechaza debido a su homosexualidad. Ambos deciden permanecer juntos, unidos por mutuo agradecimiento.
La novela desarrolla una historia dramática, basada lejanamente en hechos reales, para reflejar el lado más oscuro de la guerra. Los dos personajes centrales son antihéroes que sufren los efectos de un conflicto que en el fondo les es ajeno. Mientras ellos sufren penurias, porque Edouard, que ha suplantado la identidad de un difunto, no quiere recurrir a su acaudalado padre, otras personas se aprovechan sin escrúpulos de los confusos momentos de la posguerra para enriquecerse por medios fraudulentos. El autor, que ha cultivado sobre todo el género de novela negra, se acerca aquí a un tratamiento argumental emparentado con la picaresca. Los protagonistas, así como otros personajes secundarios, acaban convertidos en estafadores a gran escala, encarnando la falta de principios y la avidez de riquezas que caracterizaron la época en que se ambienta la acción. Escrita con un estilo hiperrealista de lenguaje desgarrado, es esta una novela donde los elementos estéticos apenas tienen relieve.
Pierre Lemaître (París, 1951) es un escritor de carácter popular que acude a recursos narrativos poco elaborados y no duda en acercarse a la tradición francesa del folletín. Sin embargo sus personajes centrales, Albert y Edouard, muy humanos en su desamparo afectivo y en su recién descubierta habilidad para delinquir, dan cabida también, en sus peripecias, a una dosis de humor negro capaz de aligerar la tristeza y el pesimismo que emanan sus figuras. Su destino se inclina en Edouard a la tragedia, mientras que Albert se dispone a empezar una nueva vida con el dinero que robó, lejos de Francia en un juego de contrastes que encierra un fondo de cinismo.

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