PEREGRINOS DE LA BELLEZA

Peregrinos de la belleza reúne nueve ensayos dedicados al estudio de otras tantas figuras europeas y norteamericanas de los siglos XVIII, XIX y XX, quienes, por influencia del descubrimiento de los valores de la cultura mediterránea, al viajar a Italia o Grecia, experimentaron cambios profundos en su pensamiento y forma de vivir. Johann Winckelmann, arqueólogo alemán iniciador del Neoclasicismo en el arte, escritores como Axel Munthe y D. H. Lawrence y los viajeros Patrick Leigh Fermor, inglés, y el norteamericano Kevin Andrews son, entre otros, algunos de los peregrinos por las rutas de la belleza cuya biografía y actividades recogen estas páginas.
María Belmonte, doctora en Antropología por la Universidad del País Vasco, se muestra tan fascinada por la Antigüedad mediterránea clásica, pasada y presente, como en su momento lo estuvieron aquellos sobre quienes escribe. Partiendo de este punto de coincidencia, el ensayo dedicado a cada uno de los personajes citados se enfoca desde una perspectiva que exalta su sensibilidad para lo bello, espíritu aventurero y capacidad de romper con el entorno del que proceden para asimilarse, en mayor o menor grado, a la tierra y la civilización que quisieron asumir como propia. Dentro de su relativa brevedad, los ensayos contienen abundante y variada información sobre la personalidad y la dedicación profesional de los protagonistas, así como sobre su época y los lugares donde eligieron instalarse. Las descripciones de paisajes y ambientes y las referencias históricas y costumbristas resultan muy interesantes y permiten conocer mejor el perfil humano de unos personajes que alcanzaron en vida notoriedad internacional bien por sus libros o por el interés que despertaron sus singulares experiencias vitales. El estilo, fluido y bien elaborado, proporciona una lectura amena, aunque por la índole de la temática a la que se refiere, la obra exige un público de nivel cultural medio-alto. La exaltación de la belleza está enfocada desde una perspectiva esteticista que se relaciona con la del mundo clásico pre-cristiano por sus connotaciones hedonistas y paganas. La homosexualidad de algunos de los personajes citados, la condición de escritores eróticos de otros y la desordenada vida amorosa de todos, con abundancia de infidelidades conyugales, adulterios y divorcios, se interpreta como algo propio de espíritus libres y creativos, ajenos a normas morales objetivas y al sometimiento a creencias religiosas.

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