- Editorial: ACANTILADO
- Año de edición: 2024
- Materia: Ensayos
- ISBN: 978-84-19036-89-6
- Páginas: 208
- Encuadernación: Bolsillo
- Colección: El Acantilado
- Idioma: Español
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En este nuevo ensayo la autora, historiadora y traductora María Belmonte, tras un gran trabajo de documentación, nos invita a penetrar con ella en un viaje en el tiempo de la simbología del agua y las fuentes, desde la Antigüedad hasta el Barroco.
El libro, que lleva el subtítulo de fuentes, jardines y divinidades acuáticas, hace un recorrido de libros leídos, lugares visitados y experiencias viajeras que sabe reflejar con la experiencia de una gran fotógrafa de instantes.
En sus páginas nos acompañan personajes como Ovidio y Bernini, para descubrir con ellos el agua como el origen de todo lo bueno, fecundo y verdadero, las fuentes como el lugar de creación de donde brota la inspiración y la sabiduría, y las grandes construcciones hidráulicas, como los acueductos romanos, que nos han acompañado desde la antigüedad.
La autora, en su búsqueda incesante, nos coge de la mano y nos va guiando a diversos lugares para recrearnos con el murmullo del agua a través del tiempo. Conocemos con ella la Villa Pliniana con su misterioso manantial que daba agua de forma intermitente, y el interés que este despertó en el famoso naturalista Plinio el Viejo, en Leonardo da Vinci e incluso en el poeta Percy Shelley que escribió una maravillosa descripción de la misma. Recorremos los jardines renacentistas con sus ingenios hidráulicos en los grottos y descubrimos Roma con sus numerosas fuentes y su exaltación del agua en los jardines barrocos.
Es un libro con muy buena prosa, erudito y para leer con calma, en el que la autora despliega toda la altura de sus conocimientos clásicos y nos anima a enfocar nuestra mirada viajera en el tiempo y en el espacio a través de esas fuentes que unen generaciones con su fluir, y nos invitan a escuchar sus historias.
Su curiosidad cultural hacia esas fuentes del agua, muchas veces la llevan a encontrarse con la desilusión ante la fuente seca, el jardín ya en ruinas del que han desaparecido todas las formas hidráulicas o la falta de accesibilidad a ese lugar anhelado.
Es lo que nos dice en el epílogo, buscamos la música propia del agua, en los manantiales, las fuentes e incluso en la música celestial de la lluvia. Hoy ha desaparecido. La sequía nos habla del problema del agua, no un problema solo para el hombre sino para el planeta.
A pesar de todo, estas páginas nos alientan a recuperar el concepto sagrado del agua, a darnos cuenta de la importancia que tiene. Las culturas antiguas lo sabían y lo decían: lo mejor es el agua.
Maisa Prieto
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