- Editorial: PEPITAS DE CALABAZA
- Año de edición: 2021
- Materia: Narrativa contemporánea
- ISBN: 978-84-17386-84-9
- Páginas: 288
- Encuadernación: Rústica
- Colección: < Genérica >
- Idioma: Español
22,00 €
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El argumento es muy sencillo: dos jóvenes se conocen una tarde de verano en una piscina, al poco se acuestan y tras encontrarse en hoteles y pensiones de mala muerte, deciden irse a vivir juntos. Estamos en una Barcelona de finales del siglo pasado, en la que aún perviven barrios con personalidad, bares característicos o librerías con solera. Se percibe la nostalgia del autor por un tiempo pasado que ya no volverá.
El planteamiento es lineal, la novela avanza en el tiempo y mantiene una estructura fija: los diálogos entre la joven pareja o con sus amigos. Salvo un capítulo en que aparecen separados, la acción se reduce, prácticamente, a que el autor los vaya desplazando de un escenario a otro. Se puede decir escenario porque la descripción es mínima. Más que sucedan cosas ante el lector, se le cuentan las cosas. La narración es la justa: presentar a los protagonistas, juntarlos en habitaciones de hotel o después en su casa, asistir a fiestas o a comidas acompañados de amigos de ella o de él, comprarse una casa o que aparezcan sus desestructuradas familias respectivas. En varios capítulos, sin una necesidad narrativa clara, la pareja habla de películas, música, libros, escritores o cineastas, solos o con amigos.
Para ser una novela, hay demasiado diálogo. Demasiado porque ni ayuda a perfilar los personajes ni a construir la trama. Además de la joven pareja, aparece un buen muestrario de personajes. Y así como se echa en falta que los protagonistas evolucionen psicológicamente, prácticamente están trazados ya en el primer capítulo, es destacable la capacidad de Marcos Ordóñez para presentar, con pocos rasgos esenciales, verdaderos caracteres entre los personajes secundarios.
Da la sensación de que lo importante fuera el ambiente cultural que viviera el autor en su juventud y en la Barcelona de su época, y que lo narrativo fuera una apoyatura. Lo discursivo pesa mucho y acaba dejando en segundo lugar lo literario. El estilo es ligero, con un lenguaje sencillo y coloquial, acorde con el planteamiento de la novela.
Francisco Andrés
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