todas sus anteriores convicciones que
con tanta firmeza defendía una y otra
vez.
Como fondo a este entramado
argumental, tratado desde una
perspectiva romántica que tiende a
idealizar unas formas de vida sencillas,
aparece un completo cuadro de
costumbres de tono regionalista, que
evocan el pasado, entonces reciente, de
las tierras de la región de Alsacia-
Lorena, donde ambos autores nacieron.
Descripciones de paisajes, alusiones a
la gastronomía y las formas de vestir,
celebraciones locales, acontecimientos
naturales, como la llegada de las
primeras cigüeñas o el momento de
llenar las botellas del vino guardado
durante largos meses en barriles,
animan con su notable expresividad
plástica el escenario en el que,
finalmente, “el amigo Fritz” va a renun-
ciar a sus más firmes principios de
soltería. En este entorno rural apacible
y cordial, destaca la amable conviven-
cia, sin tensiones entre judíos, católicos
y protestantes, cada uno de estos
grupos con su forma de pensar y
actuar, respetada por los demás.
El evidente tono sentimental de los
capítulos finales, el carácter como de
“sinfonía pastoral” que cobra la exalta-
ción lírica del paisaje y del ambiente
festivo de pueblos y aldeas con el final
del invierno y las referencias a la
llegada de días más cálidos y lumino-
sos, son valores literarios que aportan a
la novela un sano optimismo vital que
se contagia al lector con sutil eficacia.
A pesar de las bromas que sus amigos
dirigen al enamorado reciente, la obra
encierra una firme defensa del matri-
monio y la familia que implica también
un elogio de la condición femenina,
cuando se trata de mujeres capaces de
mantener bien sujetas las riendas del
hogar, sin que ello suponga imposicio-
nes abusivas.
El sabor de época que encierran estas
amables páginas evoca un tiempo
lejano y un modo de vivir desaparecido
hace mucho. Sin embargo el traductor,
uno de los más veteranos y prestigiosos
de esta profesión en España, ha sabido
transmitir con acierto al lector de hoy
las esencias de esos valores costum-
bristas por medio de un lenguaje
literario equivalente, adaptado a los
usos actuales del lenguaje literario.
La novela adquiere así un tono evoca-
dor y cordial que nos permite acceder a
otros tiempos y lugares que forman
parte del patrimonio cultural y costum-
brista de una zona fronteriza de Europa
que se mostraba solidaria y abierta.
Una región que apenas hubiera sido
capaz de imaginar los dramáticas
acontecimientos bélicos que asolarían
en el siglo XX, las bucólicas tierras que
forman el marco ambiental de esta
novela.
“¿En todo tiempo
y en todos los
países no ha sido
el amor el que ha
inspirado las más
bellas acciones y
los pensamientos
más elevados?”
Erckmann-Chatrian
Erckmann-Chatrian era el nombre con el que firmaban sus obras
los escritores franceses Émile Erckmann (1822-1899) y Alexandre
Chatrian (1826-1890), nacidos ambos en la región de Lorena. Se
conocieron en la primavera de 1847 y desde entonces formaron
dúo durante cuarenta años. Aunque esbozaban juntos las tramas,
era Erckmann quien escribía mientras Chatrian ejercía de corrector
y negociaba con los editores. La mayor parte de su obra se compo-
ne de relatos de fantasmas y de novelas costumbristas y románti-
cas ambientadas en Alsacia. Entre las más destacadas figuran
El
amigo Fritz
,
Cuentos de las orillas del Rin
y
Waterloo
. En la cima de su
popularidad, se los conocía como «los hermanos siameses».
LIBRO DEL MES
SL
TROA
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