Península
120 págs.
9,95 €
C
uando Antoine Leiris recibe la
noticia por teléfono se queda absolutamente
desolado y no se lo acaba de creer. Tras
identificar el cuerpo de su esposa y gestionar
una serie de trámites legales transcurren los
primeros momentos de dolor y se enfrenta a
la experiencia de tener que cuidar él solo a
su hijo Melvil de un año y hacerlo de forma
que perciba lo mas suavemente posible la
ausencia de su madre. Leiris desgrana la vida
cotidiana: las comidas, los baños, los juegos,
el asumir una temporada en la que todos
intentan consolarle e incluso recibe colabora-
ción material como los apetitosos purés para
el bebé que preparan las madres del colegio.
Antoine atraviesa momentos de miedo,
tristeza y angustia que va superando poco a
poco fundamentalmente por la ayuda
inconsciente del pequeño al que lleva incluso
a visitar la tumba de Heléne en un pasaje
conmovedor y simpático. Antoine toma dos
decisiones: su mujer seguirá estando
siempre en el hogar como afirma en estas
páginas: siempre seremos tres y nunca
odiará a los terroristas que la mataron. Al
cabo del tiempo decide poner por escrito su
experiencia a modo de homenaje a su
esposa.
No tendréis mi odio
es un testimonio
en primera persona en el que el autor
expresa su modo de asimilar la tragedia
estrechamente unido a su cariñoso y
juguetón hijo. Leiris no se dedica a narrar
linealmente los acontecimientos sino que se
detiene en los aspectos psicológicos y en
mostrar sus sentimientos, todo entrelazado
con el día a día familiar descrito de modo
delicioso con estilo entrecortado y prosa
intimista. En ocasiones se dirige a los
terroristas diciéndoles que nunca van a
conseguir que el odio se instale en su
corazón. El relato está cargado de sinceridad
y refleja la capacidad del protagonista para
asimilar los hechos así como la realidad de
que el amor entre padre e hijo y el recuerdo
constante de su esposa acaban siendo más
poderosos que el sufrimiento causado por el
brutal atentado sucedido en París.
No tendréis
mi odio
Antoine Leiris
También yo
espero. Una
sentencia. Varios
hombres furibun-
dos han dejado
oír su veredicto a
tiros de armas
automáticas.
Para nosotros,
será a cadena
perpetua.
"
Mamá:
Te escribo esta nota para decirte que te quiero.
Te echo de menos. Es papá quien me ayuda porque
aún soy un poco pequeño. Por papá no te preocupes,
me ocuparé bien de él. Lo llevo de paseo, jugamos a
los cochecitos, leemos cuentos, tomamos el baño
juntos y nos hacemos muchos mimos. No es lo
mismo que cuando tú estabas aquí, pero vamos
tirando. Él me dice que todo irá bien, pero me consta
que está triste. También yo estoy triste.
"
TROA DESTACA
SL
TROA
7
