EL VALLE DE LOS ARCÁNGELES

Rafael Tarradas Bultó (Barcelona, 1977), trabaja en Madrid en el sector de la comunicación y se dio a conocer con El heredero. El valle de los arcángeles es su segunda novela y en ella despliega una buena calidad como narrador. Conocedor y apasionado por la historia de los siglos XIX y XX, nos arrastra en esta novela a la isla de Cuba, cuando todavía pertenecía a España, pero ya en la segunda parte del siglo XIX cuando los aires de rebelión soplaban con gran fuerza.
La acción trascurre en la parte occidental de la Isla, el lugar más rico y con unas plantaciones azucareras importantes, en lo que el autor llama el valle de los arcángeles porque el espacio está ocupado por tres grandes haciendas azucareras que llevan los nombres de San Miguel, San Rafael y San Gabriel. Las tres pertenecen a familias catalanas de Barcelona y sus actuales dueños han vivido prácticamente toda la vida en ese lugar, aunque los acontecimientos han llevado a que hayan llegado de Barcelona dos nuevos personajes: Gabriel que será el heredero de san Gabriel y la llamada Isabel Palau que se casará con el dueño de san Rafael; una tercera persona, Alicia, tía del dueño de San Miguel, también vendrá desde España.
El personaje sobre el que gira toda la acción es Isabel Palau, a ella se le dedican muchas páginas y se logra que su retrato sea muy claro, expresivo y hondo. En la novela representa toda la maldad acumulada en un corazón ambicioso y sin escrúpulos y hace de ella un personaje odioso, donde su afán de subir en la escala social y poseer bienes materiales no le deja ver la realidad; su marido es una marioneta en sus manos. Los otros hacendados son personas normales, que desde el primer momento resultan agradables: son humanos, respetuosos, con virtudes y acabarán todos enfrentándose a Isabel por su profunda crueldad e inmoralidad.
El tercer grupo son los esclavos negros, que aunque el negocio de traerlos a Cuba para atender a las plantaciones ya se ha convertido en ilegal, todavía hay muchos. Es fácil ponerse de su parte, aunque sus métodos al rebelarse sean sanguinarios. Los hay buenos, con corazón y algunos con más odio en la sangre, pero todos ellos viven humillados y tratados como animales, aunque hay diferencias en las otras haciendas.
La acción y la tensión van en aumento según se va avanzando en la novela y aunque sean muchas páginas, no se hacen pesadas y se puede afirmar que no sobra ninguna. En la parte final se llega a la rebelión que el lector ya se imagina que ocurrirá.
Novela positiva, llena de valores y con un afán de dejar claro el bien y el mal, pero que nunca cae en la moralina. Está bien escrita, trabajada y aunque emplea un lenguaje culto es muy asequible.

TROA