- Editorial: TUSQUETS
- Año de edición: 2019
- Materia: Libros de viajes
- ISBN: 978-84-9066-643-2
- Páginas: 496
- Encuadernación: Rústica
- Colección: Tiempo De Memoria
- Idioma: Español
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La periodista y escrita finlandesa Erika Fatland ha sentido desde siempre una atracción especial por los países que han formado parte de la extinta Unión Soviética. En este libro escribe sobre un largo viaje de ocho meses en el que recorrió cinco antiguas repúblicas soviéticas que tras la desaparición de la URSS en 1991 consiguieron por primera vez en su historia la independencia: Turkmenistán, Kazajistán, Tayikistán, Kirguistán y Uzbekinstán. Todos ellos, una extensión de cuatro millones de kilómetros cuadrados y más de 60 millones de habitantes, formaban lo que antaño se llamaba Turkestán, la región del Asia Central que formaba parte de la milenaria ruta de la Seda. Son los mismos pueblos que otro periodista viajero, el británico Colin Thubron, recorrió en su libro El corazón perdido de Asia.
Tras la independencia, como escribe la autora, poco se ha hablado de estos países, que continúan restañando las cicatrices del periodo soviético. En unos se ha instalado la democracia, pero en otros, como Turkmenistán y Uzbekistán, se han implantado regímenes totalitarios que aplican políticas de exclusión parecidas a las de Corea del Norte. Unos son inmensamente ricos gracias a la explotación del petróleo, gas y otros minerales; y otros, como Tayikistán, están sumergidos en la pobreza.
Son países que sufrieron una radical transformación durante la época comunista. Formados por pueblos nómadas y tradicionales, durante el comunismo adquirieron consistencia de países: se crearon escuelas, se extendieron servicios básicos y se desarrollaron los medios de transporte, se construyeron carreteras y edificios modernos. También la URSS los utilizó a su antojo a veces como cárceles y como destino de esos movimientos de población obligatorios que impusieron las autoridades comunistas, trasladando en masa a miles de personas consideradas enemigas del pueblo.
Sin embargo, en eso años formaban parte de un proyecto y de un imperio, la URSS, y como sucede en otros países de la antigua Unión Soviética, entre la población está extendida una nostalgia que añora años en los que su país era el centro del mundo y en los que no se hablaba de corrupción sino de noticias felices sobre los poderosos avances de la dictadura del proletariado.
Libro muy ameno que da a conocer una realidad absolutamente desconocida para el mundo occidental. Son pueblos en los que se mezclan diferentes tradiciones y que gracias a la caída de la URSS han podido recuperar muchas de sus costumbres. Pero también viven momentos complicados, de cambio, que todavía deben asimilar para construir mejor su futuro.
TROA
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