L
as ideas del español medio sobre la relación entre ciencia y religión
probablemente se podrían resumir así: a más ciencia, menos religión;
la Iglesia hizo cuanto pudo por reprimir la investigación científica; la
explicación científica del mundo en base a causas naturales hace
superfluo a lo sobrenatural; la teoría de la evolución prueba definitiva-
mente que estamos aquí por casualidad y que se puede jubilar al Dios
creador… Todas estas tesis son incorrectas: se las puede refutar con
relativa facilidad. Si han llegado a alcanzar un predicamento popular
tan amplio, es porque una ideología materialista difundida por propa-
gandistas incansables (los Dawkins, Onfray, Dennett, etc.) ha sabido
revestirse fraudulentamente con el prestigio de lo científico, presen-
tando como “ciencia” lo que en realidad es una lectura filosófica muy
específica (y cuestionable) de los hallazgos de la ciencia. En realidad,
ninguna de las teorías o descubrimientos científicos modernos
entraña incompatiblidad lógica con la idea de una Inteligencia crea-
dora
. Al contrario: datos como el “ajuste fino” de las constantes físicas
fundamentales (que parecen haber sido “elegidas” para hacer posible
la formación de estructuras complejas, y finalmente de la vida inteli-
gente), la existencia de leyes físicas susceptibles de formulación mate-
mática o la confirmación de que el universo como un todo es un
objeto físico más, modelizable por una ciencia llamada “cosmología”,
resultan más fácilmente reconciliables con la visión teísta que con la
imagen materialista del mundo.
Francisco J. Soler Gil y Manuel Alfonseca han dirigido el volu-
men “60 preguntas sobre ciencia y fe respondidas por 26 profesores
de universidad”. Es la obra más ambiciosa publicada en castellano
sobre la compatibilidad de ciencia y religión, escrita por filósofos y
científicos españoles e hispanoamericanos de primera fila. Resulta
perfectamente accesible al lector no especialista, pues los autores han
sabido condensar las cuestiones en artículos de no más de cinco pági-
nas, y en un lenguaje exento de tecnicismos y sutilezas innecesarias.
El
lector descubrirá que la alternativa entre ciencia y fe es una falsa
disyuntiva
. Que lo científicamente mensurable no agota lo existente
(es decir: la ciencia nunca podrá atrapar a Dios con sus telescopios,
pero eso no significa que no exista). Que la teoría darwinista es del
todo compatible con la idea de un Dios creador, y el propio Darwin lo
SL
OPINIÓN
48
TROA
60 preguntas sobre ciencia
y fe respondidas por
26 profesores de universidad
Francisco J. Soler Gil
Manuel Alfonseca,
Stella Maris, Barcelona, 2014
afirmó así en las últimas páginas de
La evolución de las especies
. Que no
es cierto que el Papa León XII prohi-
biera las vacunaciones en Roma (es
un bulo tan fraudulento como el de
que los frailes repartían caramelos
envenenados a los niños). Que el
“caso Galileo” representa la excep-
ción –y no la regla- en las relaciones
históricas entre la Iglesia y la cien-
cia. Que la gran mayoría de los
padres de la ciencia moderna
fueron devotos cristianos (y fue la
visión cristiana del mundo lo que les
impulsó a buscar leyes de la natura-
leza, pues creían que un Dios racio-
nal tenía que haber dotado al
mundo de un orden racional). Que,
en definitiva, no es necesario rene-
gar de la inteligencia para poder
creer en Dios.
60 preguntas
sobre ciencia y fe
respondidas por 26 profesores de universidad
Francisco José Contreras