Así lo decidió por unanimidad el jurado, integrado por
José Luis Olaiozola, quien con su novela
La niña del
arrozal
obtuvo el mismo premio el año pasado; Lorenzo
Silva, premio Planeta 2012 con
La marca del meridiano
;
Mª Pilar de Queralt, historiador y escritora; Luis Alberto
de Cuenca, filólogo, poeta e investigador, y Maite Casti-
llo, directora de la Fundación Troa.
He buscado hacer un libro esperanzador.
El contacto con Dita me dio a entender
que hay que ser valiente, tener sentido
del humor, ponerle una sonrisa
a las adversidades. (Antonio G. Iturbe)
Salvo Luis Alberto de Cuenca, quien no pudo estar presente
pero emitió su valoración mediante correo electrónico, los
miembros del jurado se reunieron el pasado 8 de abril para
deliberar y emitir su veredicto sobre las cinco novelas que
habían resultado finalistas de la segunda edicióndel premio
Troa“Libros con valores”:
1212. LasNavas
, de Francisco Rivas;
El árbol del paraíso
, de José Joaquín Iriarte;
El enigma del
esclavo
, de Juan Ivars (favorita del público),
La bibliotecaria
de Auschwitz
, de Antonio G. Iturbe y
La venganza del asesino
par
, de Reyes Calderón.
Hubo elogios para todos los finalistas y también para otras
novelas con méritos suficientes para haber optado al
premio, lo que demuestra que en España tenemos la suerte
de contar con novelistas -jóvenes y veteranos- muy capaces
de ayudarnos a salir de la crisis –no solo económica e institu-
cional, sino también de valores- que padecemos.
Pero el fallo fue unánime a favor de
La bibliotecaria de
Auschwitz.
¿Por qué? Porque la novela -acordaron los
miembros del jurado- se ajusta perfectamente a las
bases del premio: está muy bien escrita y documentada,
invita a reflexionar, es un homenaje a los libros, una
lección de superación y la prueba de que la esperanza
siempre ha de estar presente en nuestras vidas.
El propio Iturbe, en una entrevista concedida a un diario
pocas semanas después de la aparición de su novela,
afirmaba: He buscado hacer un libro esperanzador. El
contacto con Dita me dio a entender que hay que ser
valiente, tener sentido del humor, ponerle una sonrisa a
las adversidades.
La novela es una historia de dolor y lucha que resulta
dura, emociona y puede hacer llorar, además de tener
gran valor literario y estar muy bien documentada.
La bibliotecaria de Auschwitz
no es, en absoluto, una
novela de evasión pero todo avezado lector que se
precie de serlo, debería leerla.
LA TRAMA
Tiene catorce años y la vida por estrenar, todo por hacer.
Nada ha podido siquiera comenzar. Le vienen a la
cabeza esas palabras que su madre lleva años repitien-
do machaconamente cuando ella se lamenta de su
suerte: «Es la guerra, Edita..., es la guerra.»
Jugándose la vida, una niña de 14 años creó una biblio-
teca clandestina en el barracón 31 de un campo de
concentración. Y aún vive para contarlo. Antonio Iturbe
A FONDO
SL
TROA
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