Selección Literaria · nº 52 - page 10

por Luis Algorri
S
ánchez Adalid
en tierra de cautivos
“Y
tú ¿haces mucho vino o poco?”
En el aeropuerto de Casablanca, Jesús Sánchez Adalid
(Don Benito, Badajoz, 1962) sonríe y no sabe qué contes-
tar, sorprendido. Al principio cree que quien le pregunta
se refiere a su familia, que lleva generaciones elaborando
vino en Extremadura, pero no es así. Se trata de una frase
con mucha intención que aparece en la página 97 de su
último libro, del libro que nos ha traído a Marruecos.
Adalid no la recuerda. Es normal. Lleva este hombre
quince novelas en quince años: cómo se va a acordar de
lo que le preguntaba don Manuel a Cayetano precisa-
mente en la última,
Treinta doblones de oro
, que acaba de
publicar Ediciones B.
Como la gran mayoría de las catorce anteriores, esta
narración está armada con personajes españoles de la
Edad Moderna que entran en contacto con los que aquí
se han llamado siempre (y así se les llamaba entonces)
“moros”. Por algo, de entre todos los reconocimientos que
ha recibido, Adalid tiene en especial estima el premio
Diálogo de Culturas
, que le concedió en este mismo año el
Ayuntamiento extremeño de Montánchez por su trabajo
en favor del acercamiento de las culturas judía, árabe y
cristiana. El que hasta ahora ha sido el mayor de sus
éxitos,
El mozárabe
(publicado por Ediciones B en 2004),
lleva vendidos más de un millón de ejemplares.
Con estos
Treinta doblones
, Adalid vuelve a una figura
que conoce bien porque ya le dedicó una novela hace
once años y aparece en otras obras suyas: la del cautivo, el
cristiano hecho prisionero por los moros y que vive entre
ellos mientras llega el rescate. Por eso estamos en Marrue-
SL
ENTREVISTA
10
TROA
cos. Y por eso nos dirigimos a
Meknes
(en español se
decía Mequinez), la capital del imperio del sultán
Muley
Ismail
: un hombre que, a finales del siglo XVII, hizo del
cautiverio de cristianos un fabuloso negocio que dio
prosperidad a la zona, permitió la construcción de edifi-
cios colosales y alimentó a decenas de miles de personas.
Era el secuestro (así lo llamamos hoy) convertido en la
industria más poderosa de una nación. Sánchez Adalid se
mueve por Meknes como si hubiese nacido allí. Explica
sin el menor titubeo, sin dudar ni un segundo, que el
sultán Muley Ismail mandó edificar, en apenas once años,
unas formidables murallas de adobe y argamasa de 40
kilómetros, de los cuales hoy quedan en pie unos 25,
que
© Ricardo Martín
Jesús Sánchez Adalid, uno de los grandes de la novela histórica de nuestro país, acaba de publicar Treinta
doblones de oro. Una novela que retrata la decadencia de la España del siglo XVII y en la que nos descubre
la verdadera y sorprendente historia del Cristo de Medinaceli.
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