SL
ARTÍCULO
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TROA
que los valores morales forman parte de los componen-
tes estéticos de pureza y rigor.
El caso es que la exquisita novela de Juan Ramón -llena
de metáforas, de palabras inventadas o exclusivas del
léxico andaluz- está traducida en la actualidad a 48
idiomas, incluidos el esperanto y el braille.
En definitiva, el intimista relato de la vida y muerte del
burrito Platero, de las costumbres de la rústica aldea de
Moguer, ha cautivado a millones de lectores de todo el
mundo -no solo infantiles- y vendido un extraordinario
número de ejemplares.
Platero y yo
fue, en su día, un
“best seller” y, algo que es mucho más importante, sigue
siendo uno de los libros más vendidos en el mundo.
Lo cierto es que en las páginas de
Platero y yo
se plasman
las impresiones de la vida de Moguer, el pueblo natal de
Juan Ramón, a principios del pasado siglo.
Y lo hace sin eludir una cierta crítica social. Son estampas
en las que el poeta va retratando -con delicada sutileza,
mezclando realismo e idealismo- tanto las cosas hermo-
sas del entorno moguereño como las injusticias, la pobre-
za, ignorancia e incluso crueldad de sus gentes.
Como recordaba Coetzee,
en Platero y yo leemos sobre
una yegua vieja y ciega a la que sus propietarios ahuyen-
taron pero que insiste en volver, enojándolos hasta el
punto de que lamatan a palos y a pedradas
. Sin embargo,
Juan Ramón dice a su burrito: cuando mueras no te aban-
donaré al borde del camino sino que te enterraré al pie
del gran pino que amabas.
Yo trato a Platero cual si fuese un niño… Lo beso, lo
engaño, lo hago rabiar… Él comprende bien que lo
quiero, y no me guarda rencor. Es tan igual a mí, tan
diferente a los demás, que he llegado a creer que sueña
mis propios sueños.
De vez en cuando, Platero deja de comer, y me mira… Yo,
de vez en cuando, dejo de leer, y miro a Platero…
Un éxito inmediato y un libro con valores
La publicación de la primera edición de
Platero y yo
fue
un éxito de ventas inmediato y se tradujo rápidamente a
treinta idiomas. En poco tiempo, alcanzó fama inter-
nacional y la obra fue decisiva para que, años más tarde,
su autor fuera galardonado con el premio Nobel de
Literatura.
Cierto es que se enmarca en el modernismo, estilo impul-
sado por Rubén Darío y que gozó de gran éxito en el
primer tercio del siglo XX, pero que en la actualidad
puede resultar recargado para un público poco lector.
Pero la esencia del libro sigue intacta a pesar de su cente-
nario.
Platero y yo
transmite ternura, belleza, idealismo,
trascendencia… y fomenta valores como la amistad,
sinceridad, respeto o generosidad. Y lo cierto es que el
afamado autor andaluz siempre consideró y reivindicó
Su autor
Nació el 23 de diciembre de 1881 en la localidad onuben-
se de Moguer. Era el más pequeño de una familia acomo-
dada. A los quince años comenzó a escribir poemas y,
posteriormente, abandonó sus estudios de Derecho para
dedicarse a la poesía. Conoció a los escritores más influ-
yentes de su tiempo, como Rubén Darío, Valle-Inclán,
Unamuno, Manuel y Antonio Machado, José Ortega y
Gasset, Pío Baroja y Azorín.
Por carácter, era una persona muy exigente consigo
misma y también para con los demás. Leía muchísimo y
Juan Ramón Jiménez y su mujer Zenobia Camprubí