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TOP LIBROS
en contacto con los trabajos
agrícolas, escribe sobre la
inesperada muerte de un
cerdo que está criando, sobre
la llegada de un huracán,
sobre su trato con Fred, su
perro salchicha, de quien se
acuerda frecuentemente y
que le da pie par rememorar
algunas vivencias de su
pasado.
Pero también habla White de
su vida en Nueva York y de
su relación con una ciudad
“inmutable y cambiante”,
cosmopolita y poderosa,
populosa, incómoda y tensa.
Hay artículos sobre la guerra,
la carrera armamentística,
la política, los viajes en tren,
la vida en Maine y Florida.
Brillantes reflexiones sobre el
humor, los escritos de algunos
de sus contemporáneos,
la lectura de periódicos…Y
hay, además, sitio para la
nostalgia, la melancolía y su
fervor por la vida en contacto
con la naturaleza, de ahí su
predilección por Thoreau.
Destaca su estilo periodístico
y literario, donde no hay
sitio para lo superfluo ni las
palabras innecesarias. Ama lo
claro, lo breve, lo rotundo, la
pulcritud, la precisión.
•
Ensayista, poeta, autor de
libros infantiles, la vida de
White (1899-1985) estuvo
vinculada al
The New Yorker
,
donde publicó su primera
colaboración en 1925. Ingresó
en 1927 en la redacción y
llegó a publicar más de 1.800
artículos. En esta antología
aparece una selección de los
temas que más se repiten en
sus escritos.
Como destaca White, “lo
único que espero decir (…)
es que amo el mundo”, y
que lo ama con toda su
complejidad, buscando el lado
perdurable de las cosas y de
las personas. Esta tendencia a
lo intrascendente, a lo trivial,
a lo cotidiano está presente
en la mayoría de los artículos
de esta selección, en los que
siempre parte de un hecho o
anécdota biográfica.
Un grupo importante de
artículos tienen como tema
principal su vida en una
granja en North Brooklin. Allí,
Este volumen, que ha sido
valorado como el mejor libro
de deportes de todos los
tiempos por la revista
Sports
Ilustrated
en 2002, reúne las
colaboraciones que entre
1951 y 1955, el periodista
norteamericano A. J. Liebling
(1904-1963) publicó en
The
New Yorker
, donde comenzó
a escribir en 1935 y en el
que también aparecieron
sus reportajes cuando fue
corresponsal durante la
Segunda Guerra Mundial.
Liebling se considera un
discípulo del inglés Pierce
Egan (1772-1849), de quien
procede el nombre de Dulce
Ciencia (“¡la Dulce Ciencia
de los Moratones!”) y de él
toma también la idea de ver
el boxeo como “un pedazo
jugoso de la vida”. Aunque en
el volumen aparecen muchos
boxeadores hoy olvidados,
algunos de ellos, a los que
dedica Liebling magníficos
artículos, son hoy día leyendas
del boxeo, como Joe Louis,
Sugar Ray Robinson, Rocky
Marciano, Archie Moore,
Ezzard Charles.
Liebling vive intensamente
los días de boxeo. Asiste a los
pesajes, come en restaurantes
frecuentados por boxeadores
y aficionados, describe el
ambiente de las veladas, habla
con los sparring y con los
entrenadores, conoce a los
propios protagonistas en sus
gimnasios, suele tomarse una
copa después de las veladas
con otros aficionados… En
sus crónicas no se trata de
describir sin más y de manera
técnica el desarrollo de los
combates –que lo hace- sino
que reflexiona sobre el boxeo
como metáfora de muchas
cosas.
•
Ensayos
E. B. White
Capitán Swing | 392 págs. | 22 €.
La Dulce Ciencia
J. Liebling
Capitán Swing | 368 págs. | 20 €.
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