A FONDO
SL
TROA
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Ciento noventa años después de la publica-
ción de la novela, “Orgullo y prejuicio” se
había convertido en el segundo libro favori-
to de los británicos.
"Qué importante es la primera frase de una novela",
afirmó el peruano Mario Vargas Llosa en una entrevista
concedida mucho antes de ser galardonado con el Nobel
de Literatura. Y en
Orgullo y prejuicio
, Austen acertó a
retratar buena parte de las costumbres sociales de toda
una época al iniciar la obra con la siguiente frase: "Es una
verdad universalmente reconocida que a todo hombre
soltero, poseedor de fortuna cuantiosa, le hace falta
casarse".
Tanto el primer título concebido para la novela –
Falsas
apariencias
– como el que se ha perpetuado –
Orgullo y
prejuicio
–, así como la frase con la que comienza, parecen
demostrar que la intención de la autora no era solamente
hacernos disfrutar de una mera historia de amor sino
también retratar desde diferentes perspectivas la socie-
dad en la que vivía –una clase rural media alta–, conta-
giándonos todos los problemas propios de la época.
Al igual que Charles Dickens (1812-1870), las novelas de
Austen representan una crítica social; si bien el primero se
centra en asuntos públicos (educación, mundo laboral,
economía capitalista, etc) mientras que Austen alude a
aspectos de la vida privada (sentimientos, amor, matrimo-
nio…).
La primera crítica en
Orgullo y prejuicio
se ve perfecta-
mente plasmada en el personaje de la madre: una mujer
simple pero impertinente preocupada exclusivamente en
conseguir casar ventajosamente a sus cuatro hijas. En
contraposición está una de ellas, Elizabeth, una joven
inteligente y crítica a quien le tiene sin cuidado cualquier
impresión que pueda causar en el sexo opuesto o las altas
esferas de su sociedad. La detallada caracterización del
CERTERO Y VIGENTE RETRATO
DE LAS COSTUMBRES SOCIALES
conjunto de los variopintos personajes de la novela, en
especial FitzwilliamDarcy y Elizabeth Bennet, completa el
retrato y la crítica social.
Al igual que ocurre con tantas novelas que han pasado a
la posteridad, si
Orgullo y prejuicio
sigue siendo leída por
jóvenes y adultos del siglo XXI es, posiblemente, porque
el mensaje que transmite no ha caducado y es válido para
el hombre y la mujer de hoy en día.
Y queremos aprovechar la ocasión para tratar de conven-
cer a muchos hombres que consideran que la obra de
Austen pertenece al género tierno-romántico, con el que
asocian a las mujeres, para animarlos a iniciarse en la
lectura de las novelas de esta autora. Si bien es cierto que
sus historias de amor es lo primero que puede atraer la
atención del lector, quien se limite sólo a ver ese detalle
queda privado de un material mucho más enriquecedor,
como la fina ironía y el minucioso estudio que hace de la
naturaleza humana y de su ámbito social.