A
l ver los escaparates de las tiendas bien pronto
en el mes de noviembre, uno puede creer que la globalización
en su peor manifestación - la comercial y consumista- ha
llegado también a la entrañable Navidad. Cantidad de
Papás Noeles, trineos y renos, árboles de todos los
tamaños y adornos de procedencia asiática nos
inundan antes de que lleguen, por fin, los
Reyes
Magos
a los que estaban acostumbrados los
niños españoles desde siempre.
Pero, ¡qué le voy a hacer! a mí me gusta
tanto la Navidad que voy a romper una
lanza a favor de todos los personajes que,
con un motivo u otro, desde unas latitudes
u otras, hemos importado por culpa o
gracias a la globalización, según se mire.
Porque, en el fondo, todos ellos esconden
misterio, magia, ilusión, esperanza y nos compete a nosotros
padres, abuelos, tíos, adultos en general, arrancarles el disfraz
comercial que los tapa.
¿Qué es la Navidad? El nacimiento de un niño, el más
esperado de todos los tiempos y mundos. ¡Qué felices son los
niños cuando se les dice que les nacerá un hermanito o una
hermanita! Como la mamá está más cansada, intentan
portarse bien. Ven cómo se prepara en la casa un lugar para
acogerlo y ayudan dentro de sus posibilidades: preparan
juguetes para compartir, ropa que les quedó pequeña, repasan
fotos o películas de cuando ellos mismos nacieron. En cuanto
llegan visitas, que normalmente se hacen más asiduas
conforme va avanzando la espera, les dan todo tipo de detalles
sobre el gran acontecimiento. En una palabra, reviven un
hecho primordial para su vida, del cual no guardan ningún
recuerdo y que, hasta ese momento, no les había interesado.
La Navidad es esto, la preparación para la acogida de
un hermano. Será bien fácil encontrar a todos y cada uno de
los personajes, incluso a los más comerciales, un lugar
adecuado en esta espera. Por ejemplo, al duendeciilo o elfo
que, desde hace relativamente poco (2005.
The Elf on the Shelf: a
Christmas Tradition
), visita los hogares norteamericanos. Carol
Aebersold y su hija Chanda Bll cuentan cómo su Majestad Papá
Noel envía directamente desde el Polo Norte, a principios del
mes de diciembre, una especie de paje o duende. El duendeci-
llo debe ser adoptado por los niños de la casa; le dan un
nombre, pero no pueden tocarlo. El elfo se instala normalmen-
te en un sitio elevado, la repisa de la chimenea o de la ventana,
el estante de una librería o incluso encima de un armario en la
cocina. Desde allí observa con atención el comporta-
miento de los pequeños durante el día y, por la
noche, vuela rápidamente hasta el Polo Norte para
dar parte a Papá Noel. El amanecer lo encuentra de
nuevo en la casa, pero en un lugar diferente. Y así
sucesivamente hasta la misma Nochebuena cuando,
después de haber ayudado a Papá Noel a colocar los
regalos, se vuelve definitivamente al Polo Norte hasta
la próxima Navidad.
El
“elfo en la repisa”
, así como el calendario
de Adviento (con o sin chocolates, otra tradición
navideña recientemente importada) ayudan a los
niños a prepararse mejor para la venida del Niño
Jesús, viviendo estos días previos a la Navidad con
más intensidad y llenándolos de pequeños sacrificios,
actos de caridad y atención a los que tenemos cerca.
Si insistimos en el valor educativo del
duende o buscamos un calendario con verdaderos
motivos navideños (¡que los hay!), podemos
enriquecer la espera con muchos detalles de la vida
de la Virgen María y de San José, acompañándolos en
esos días tan importantes. Podemos ayudarnos con
algún libro, adecuado para la edad del niño, que
partiendo de los textos sagrados, llene los huecos de
la historia con una imaginación respetuosa y
atractiva.
En otro orden de cosas, no tenemos que
hacer largas colas en los centros comerciales para ver
a Papá Noel. Además, hay que restablecer su
verdadera identidad, como lo hacen los niños
alemanes y en general los de Centroeuropa, al recibir
la visita del Nikolaus en la noche del 5 al 6 de
diciembre. Detrás del Nikolaus o para ser más
exactos de Sankt Nikolaus está el obispo
San Nicolás
de Myra o de Bari
, del siglo IV. Patrono de Rusia, de
Grecia y de Turquía, hay más de dos mil templos a él
dedicados en todo el mundo. Se le atribuyen cantidad
de milagros, casi todos ellos relacionados con los
niños pobres y en peligro: ayudó a las tres hijas de
una familia muy endeudada echando tres monedas
de oro por la chimenea directamente en sus
calcetines; resucitó a tres niños que se habían caído
de un árbol; salvó a otros tres niños que un hostelero
malvado quería matar y ofrecer como comida a sus
clientes. No es de extrañar pues que se le represente
viene esta noche
Adivina quién
Doina Popa-Liseanu
|
Doctora en Filología Francesa
“Elfos, gene-
rosas ancia-
nas, Nikolaus,
los Reyes
Magos... todo
es bueno para
festejar el
verdadero
espíritu de la
Navidad.”
24 FUNDACIÓN
TROA
SL
A FONDO