Se puede decir que en el panorama contemporáneo la obra de Torralba está infravalorada: entre los pensadores católicos es de lo mejorcito que existe, por su profundidad, por su erudición y por su capacidad de dialogar con quienes más alejados de la fe se encuentran. En este caso, opta por el género epistolar para componer un diálogo imaginario entre él mismo y un amigo agnóstico, Gui ... Seguir leyendo
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