«La educa-
ción aspira a
ayudar a
crecer en
cada persona
la capacidad
de ejercer su
libertad.»
«La libertad
se apoya
siempre en el
ejercicio de
las virtudes
para tener la
autonomía
indispensable
para su
ejercicio.»
que descubrimos la verdad que
encierra la realidad, y la dimensión
volitiva, la de la libertad, la que decide
el rumbo personal de cada vida.
En todas y cada una de las
dimensiones se manifiestan los
principios constituyentes
:
La singularidad
aporta,
en
la dimensión física
, un cuerpo
propio, único, diferente de cualquier
otro. La “rareza” de esta existencia ya
debería darnos motivos más que
suficientes para cuidarlo adecuada-
mente y aprender a usarlo saludable-
mente, porque no hay otro igual, y no
hay repuesto.
En la
dimensión afectiva
, la
singularidad se expresa en modo de
autoestima, de seguridad, de
confianza. Cada uno tiene su modo
propio en el que le afectan las cosas,
los hechos, las personas, el propio
cuerpo y la imagen que proyecta. La
experiencia afectiva de cada cual se
vive con tal intensidad que muy bien
se puede decir que lo que nos pasa a
cada cual no lo puede entender nadie
propiamente, porque sólo nos pasa a
nosotros.
En la
inteligencia
, la
singularidad saca a relucir su
capacidad personal de comprender el
mundo y a las personas. La memoria,
la atención, la creatividad, el descu-
brimiento de la propia agudeza y
profundidad, el modo propio de ver
con los ojos del pensamiento. Ya da
lugar al cultivo de la propia opinión, y
a discernirla de la opinión de los
demás y de la verdad misma.
Con la
libertad
, se escenifi-
ca el modo propio de recorrer la vida.
La conciencia de sí mismo descubre
la capacidad de elegir, de vivir, como
uno solo es capaz de hacerlo.
Si finalmente, la educación
aspira a ayudar a crecer en cada
persona la capacidad de ejercer su
libertad, siendo dueño de su cuerpo,
de sus afectos, de sus pensamientos
y de sus decisiones, ¿cómo debemos
organizar la educación, en casa y en
el colegio? ¿cómo se ha de “entrenar”
la libertad, para conseguir ese
autodominio personal?
Verdaderamente, son
muchas las innovaciones que hemos
de promover, para alcanzar esta
profundidad en la educación.
La apertura-trabajo
se
manifiesta en la
dimensión física
, en
el buen uso de las cosas y de los
medios. Cada uno es responsable de
todo lo que le afecta materialmente:
su ropa, su habitación, sus libros, su
tiempo malogrado o bien empleado.
La apertura-comunicación amplía las
posibilidades de cada persona,
descubriéndole un mundo de
relación con los demás, que se
manifiesta de forma distinta según
las personas con las que nos
relacionamos formen parte de
nuestra familia, de nuestra amistad,
de nuestro entorno cultural, o sean
desconocidos.
En la
dimensión afectiv
a, la
apertura-trabajo señala la capacidad
de superación de dificultades que en
la realidad surge con el crecimiento
paulatino y las experiencias vitales.
Cada éxito, y cada fracaso queda
registrado en este radar activo de la
afectividad, en forma de más
seguridad, o menos, de más o menos
confianza y autoestima.
La educación de todo lo
relativo al carácter es una de las
aportaciones diferenciales que se
desprenden de esta forma de
conocer la persona.
En la
dimensión intelectiva
,
el constituyente apertura-trabajo
abre un nuevo campo educativo:
conocer el estilo de aprendizaje de
los alumnos o de los hijos y utilizarlo
a la hora de aprender y también,
estudiar y aplicar las estrategias de
aprendizaje correspondientes, para
sacar el máximo provecho de la
inteligencia y del modo propio en que
cada uno procesa la información. En
apertura-comunicación se practicará
el diálogo, el trabajo en equipo, la
lectura, el trabajo con las fuentes,
que permitirá contar con las ideas de
los demás para enriquecer la
inteligencia propia y al mismo tiempo
aportar a los demás el punto de vista
propio, para ponerlo a disposición de
los otros.
La
libertad
se apoya
siempre en el ejercicio de las virtudes,
para tener la autonomía indispensa-
ble para su ejercicio. En el trabajo, las
virtudes que hay que entrenar son la
laboriosidad, el orden, la puntualidad,
el acabado de las tareas, el dejar los
útiles guardados y preparados para el
día siguiente; y con la comunicación:
la amistad, la lealtad, el espíritu de
servicio, la generosidad, la justicia, la
solidaridad y tantas virtudes que
sacan a la persona de su egocentris-
mo y le permite descubrir la plenitud
del servicio al otro.
Educar en libertad y para la
libertad pasa a ser un objetivo
principal de esta educación persona a
persona.
También el principio
constituyente de
la originación
se
manifiesta en cada una de las
dimensiones:
físicamente
, mediante
la materialización del trato con Dios,
a través de las oraciones vocales, las
imágenes, el arte sacro, la liturgia, los
sacramentos;
afectivamente
,
aprendiendo a expresar y compren-
der nuestros propios afectos,
pasiones y sentimientos en la
relación personal y comunitaria de la
fe en Dios, y más fácilmente en la
relación con Jesucristo, Dios y
Hombre verdadero ;
intelectivamen-
te
con el desarrollo de la razón en
contacto con la fe, y
libremente
con
la práctica del amor a Dios, en la
caridad, y con la respuesta a la
vocación personal.
Dieciséis aspectos constitu-
yen el contenido de la propuesta
educativa que hemos llamado
Desarrollo Armónico de la Identidad
Personal (DAIP). El trabajo sistemático
e intencional de todos y cada uno de
ellos, a través del aprendizaje de las
distintas materias escolares, de las
entrevistas personales, de las
relaciones personales y grupales que
se establezcan, del ambiente
educativo de casa y del colegio son
necesarios para el pleno desarrollo
de la persona, de modo que el futuro
será el mejor posible, porque cuenta
con las mejores personas.
SL
A FONDO
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TROA