impresionante que historias escritas hace
cientos, incluso miles de años, estén vigentes
hoy en día.
Si pudiera definir la vida en Cambo-
ya en una frase, ¿cuál sería? ¿Qué
impresión tuvo cuando viajó allí para
conocer a la Sang Ly real? ¿Le sorprendió
algo en especial?
La vida de las familias que viven en el
vertedero de Camboya podría ser descrita
como difícil y retadora. Es habitual en su
rutina trabajar un día entero para ganar lo
suficiente y poder comer esa noche y, a lo
sumo, esperar que sobre algo para el
desayuno del día siguiente, antes de
comenzar de nuevo otra vez. Dicho esto, en
esas condiciones, me sorprendió mirar
alrededor y ver que los habitantes del
vertedero eran, generalmente, felices: los
maridos sonreían, los niños jugaban, las
madres charlaban. Ellos convertían su
situación en la mejor posible, a pesar de sus
problemas, y eso me brindó una nueva
perspectiva vital: necesitaba dejar de
quejarme y mostrar más gratitud.
¿Qué valores cree o querría que el
lector extrajese de la lectura de su libro?
Espero que los lectores saquen una
mejor apreciación del aprendizaje y la
literatura. Espero que recuerden la maternal
determinación de Sang Ly para encontrar
una cura a su hijo y que eso les ayude a
tomar mejores decisiones en sus vidas.
Espero que les brinde una mayor compren-
sión hacia las personas de su alrededor,
incluso con las más difíciles porque nunca
sabemos a qué retos se están enfrentando
los otros. Espero que, al terminar, sientan
que la historia ha enriquecido sus vidas y les
deje mejor que cuando la comenzaron.
¿C
uál es el propósito que le llevó a
escribir “Un lugar para la esperanza”?
Esperaba contar una historia que fuera
convincente, una que mantuviera al lector
inmerso en las páginas del libro. También
quería que los lectores concluyesen con una
comprensión y apreciación más profundas
del aprendizaje y la literatura.
¿Qué se puede encontrar en un
vertedero de Camboya que lleve a un
autor a querer emplazar su historia allí?
¿Cómo llegó a la historia?
Un lugar para la esperanza se inspiró
en un documental que mi hijo grabó en el
vertedero de basura Stung Meanchey, en
Camboya. Cuando él regresó a casa del
rodaje,contaba con horas de metraje que
tenía que resumir en solo sesenta minutos.
Pidió ayuda y recuerdo haber pensado “No
podré colaborar demasiado porque no tengo
nada en común con la gente de allí”. Pero, a
medida que fui visionando las grabaciones,
no podía sacarme a Sang Ly de la cabeza.
Pronto me di cuenta de que “¡tenía todo en
común con ellos!”. Sang Ly anhelaba
exactamente el mismo éxito y felicidad para
sus hijos y su familia que yo quería para los
míos. Ella quería que su marido tuviese éxito
en su trabajo, que sus hijos accedieran a una
buena educación y que su familia estuviese
bien y fuera feliz. La experiencia fue para mí
una epifanía; un momento de reflexión en el
que observé que no importa dónde vivamos
—Camboya, España, Estados Unidos o donde
sea— solo somos personas, y tenemos más
valores en común que nos unan que
diferencias que nos separen.
¿Qué representa para usted la figura
de Sang Ly, protagonista de su novela?
En una palabra: coraje. Amo a Sang Ly
porque ella personifica todo lo que un autor
sueña para un personaje. Es vulnerable,
tiene momentos de duda en los que se
pregunta si vivir vale la pena, en los que no
está segura de poder levantarse y empezar
de nuevo. De hecho, diría que ella lucha de
alguna manera cada día. Pero, por otro lado,
para contrarrestar esa duda, ella se levanta y
hace todo lo posible para enfrentarse a ese
conflicto. Trabaja para satisfacer las deman-
das de cada día y se aferra a ese deseo
innato, que cada uno de nosotros encuentra
muy adentro, que nos alienta a mantener
viva la esperanza para creer que hay una
razón y un propósito en todo lo que ocurre.
¿Cómo puede la literatura salvarnos
de una vida de la que queremos escapar?
No sé si la literatura nos salva de una
vida o, más bien, nos insufla el coraje y el
conocimiento para ayudarnos a soportar la
vida. Sang Ly es el ejemplo perfecto. Ella le
contó a mi hijo Trevor que, desde que
comenzó a leer más, dejó de sentirse
asustada por estar en el vertedero por la
noche. ¡Es verdaderamente impresionante! El
simple hecho de leer le proporcionó valentía
y ahuyentó el miedo. Le ha dado más
confianza. Ese es el poder de la lectura y la
literatura.
En su libro elige ciertas obras
literarias clásicas. ¿Tuvo que desechar
algunas? En ese caso, ¿cuáles? Y las que sí
utiliza, ¿las conocía con anterioridad o su
aparición es fruto de una investigación
exclusiva para la escritura de este libro?
Investigando para escribir el libro, leí
muchas, muchas historias clásicas de la
literatura, quizá cientos. Sabía que no podía
utilizarlas todas y que necesitaba seleccionar.
Así que busqué aquellas que mejor se
ajustaban al argumento de Sang Ly. Otro
hecho por el que me guie fue intentar
plasmar historias de diferentes culturas del
mundo.
Ya conocía algunas de las historias,
esas que me habían presentado en el
colegio, como “Moby Dick”. Muchas de las
otras, sin embargo, las leí por primera vez
mientras investigaba. Fue una experiencia
muy reveladora. Todavía me resulta
Escritor norteamericano nacido en Salt Lake
City, mormón y relacionado con el mundo de
la moda antes de dedicarse a la literatura.
Entrevista a
Camrom
Wright
LIBRO DESTACADO
SL
FUNDACIÓN
TROA
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